El secreto de la laguna encantada


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de verdes montañas, una hermosa laguna conocida como la Laguna Encantada. Los lugareños contaban la leyenda del "ánima del garapé", un espíritu travieso que habitaba en las aguas cristalinas de la laguna y se llevaba a los niños que se acercaban demasiado, para luego sumergirlos y nunca más ser vistos.

Un día, llegó al pueblo una niña llamada Sofía. Ella era curiosa y valiente, y no le temía a las leyendas. Escuchó la historia del ánima del garapé y decidió descubrir la verdad.

Sofía se adentró en el bosque en busca de la Laguna Encantada. En su camino, se encontró con Mateo, un niño del pueblo. Juntos, se aventuraron hacia la laguna, ignorando las advertencias de los adultos. Al llegar, se asomaron al borde y contemplaron las tranquilas aguas brillantes. De repente, un suave murmullo emergió de las aguas: "¿Quiénes osan perturbar mi hogar?".

- ¿Quién está ahí? - preguntó Sofía temerosa. - Soy el espíritu de la laguna, el ánima del garapé - respondió la misteriosa voz.

El espíritu les contó que en realidad no era malvado, sino que cuidaba de la laguna y de todos los seres que habitaban en ella. Explicó que la leyenda surgió para mantener a salvo a los niños, ya que la laguna podía ser peligrosa si no se la respetaba. Sofía y Mateo comprendieron la importancia de la precaución y prometieron ser cuidadosos en el futuro. El ánima del garapé, satisfecho con su sinceridad, les mostró los tesoros ocultos de la laguna y la belleza que guardaba en su interior. Desde ese día, los niños del pueblo aprendieron a disfrutar de la Laguna Encantada, siempre con respeto y precaución. Y la leyenda del ánima del garapé pasó de ser un cuento de terror a una historia que enseñaba el valor del cuidado y el respeto por la naturaleza.

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