El secreto de la magia interior


Había una vez en un bosque encantado, un grupo de animalitos muy curiosos y juguetones que vivían felices y en armonía.

Entre ellos se encontraba el achuni, una criatura mágica con la capacidad de conceder deseos a quienes lo encontraran. Un día, la noticia sobre el achuni se esparció por todo el bosque y los animales comenzaron a buscarlo incansablemente.

Todos tenían en mente un deseo especial que querían pedirle al achuni para hacer sus vidas aún más felices. "¿Dónde estará el achuni?", preguntaba la ardilla mientras saltaba de rama en rama. "Seguro está cerca del lago", decía el zorro con entusiasmo.

"Yo quiero pedirle que me dé alas para volar", expresaba el pajarito con anhelo. Cada animal tenía su propio deseo y estaban decididos a encontrar al achuni para cumplirlo.

Sin embargo, lo que no sabían era que el poder del achuni residía no solo en cumplir deseos, sino también en enseñar valiosas lecciones a quienes lo buscaban. Después de varios días de búsqueda intensa, finalmente encontraron al achuni escondido detrás de un árbol centenario. Su aspecto era mágico y brillante, emanando luz y energía positiva por doquier.

"¡Aquí está el achuni!", exclamó emocionado el conejo. Todos los animales rodearon al achuni ansiosos por pedir sus deseos. El primero fue el pajarito, quien pidió poder volar alto por los cielos.

El achuni asintió con una sonrisa y le concedió su deseo temporalmente, permitiéndole experimentar la sensación de libertad absoluta al surcar los cielos con sus nuevas alas. Luego llegó el turno del zorro, quien deseaba ser más rápido para atrapar a sus presas.

El achuni le otorgó velocidad durante un corto período de tiempo, permitiéndole correr tan veloz como nunca antes lo había hecho. Finalmente fue el turno de la ardilla, quien deseaba ser más valiente para explorar lugares desconocidos.

El achuni le dio coraje y determinación para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara en su camino hacia la aventura.

Pero cuando todos los demás animales terminaron de pedir sus deseos al achuni, este les habló con voz sabia y tranquila:"Queridos amigos, he cumplido sus deseos temporales para mostrarles que las verdaderas fortalezas residen dentro de ustedes mismos. La valentía del corazón supera cualquier don mágico que pueda darles".

Los animales reflexionaron sobre las palabras del sabio achuni y comprendieron la lección: no necesitaban magia ni poderes extraordinarios para alcanzar sus sueños; solo debían confiar en sí mismos y tener fe en su propia fuerza interior.

Desde ese día, los animales del bosque aprendieron a valorarse tal como eran y a enfrentar cada desafío con valentía y determinación. Y aunque nunca volvieron a ver al misterioso Achuní otra vez, siempre recordaron las enseñanzas que les dejó aquel encuentro inolvidable.

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