El secreto de la medicina mágica



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía un niño llamado Mateo. Este niño siempre había sido muy alegre y activo, pero un día se enfermó y comenzó a toser sin parar. Su mamá, preocupada, lo llevó al médico, quien le recetó una medicina especial para la tos.

"Pero mamá, ¿por qué tengo que tomar medicina? No me gusta el sabor", se quejó Mateo.

"Esta medicina es mágica, Mateo. Tiene el poder de curarte y devolverte la energía que tanto te gusta", respondió su mamá con una sonrisa.

Con algo de desconfianza, Mateo comenzó a tomar la medicina todos los días, pero no sentía ningún cambio. Un día, mientras jugaba en el parque, conoció a un abuelito muy sabio llamado Don Arturo. El abuelito le preguntó por qué estaba tan triste, y Mateo le contó que no le gustaba tomar la medicina y que no estaba viendo resultados.

"¡Ah, mi querido Mateo! La medicina no solo actúa en el cuerpo, también necesita tu ayuda para funcionar. Debes comer sano, descansar lo suficiente y mantener una actitud positiva. Entonces verás cómo la medicina hará su magia", le dijo el abuelito con voz amable.

Intrigado por las palabras de Don Arturo, Mateo decidió seguir su consejo. Comenzó a comer frutas y verduras, a dormir temprano y a pensar en cosas alegres. Con el tiempo, notó que su tos se estaba yendo poco a poco. Finalmente, un día se dio cuenta de que ya no tosía más.

"¡Mamá, mamá! ¡Ya no toso más!", gritó Mateo emocionado.

Su mamá lo abrazó feliz y le dijo: "¡Ves, la medicina mágica y tu fuerza interior hicieron el milagro, Mateo!"

Desde ese día, Mateo aprendió que la medicina no era solo un líquido en un frasquito, sino que también dependía de su actitud y cuidado personal. Y así, con su nueva sabiduría, Mateo siguió disfrutando de su vida llena de energía y alegría.

FIN.

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