El Secreto de la Montaña Mágica


Había una vez una mujer llamada Judit y su hija Lia, a quienes les encantaba la naturaleza y las aventuras.

Un día decidieron hacer una excursión a la montaña —"Puigmal" , un lugar mágico lleno de árboles altos y hermosas flores. Mientras caminaban por el sendero, Lia sintió algo especial en el aire. De repente, apareció frente a ellas una pequeña ada con alas brillantes y vestida con un traje de colores vibrantes.

- ¡Hola! Soy Ada, la guardiana de esta montaña -dijo la ada con una voz dulce-. ¿Están aquí para explorar? Judit y Lia se miraron emocionadas y asintieron con entusiasmo. - Sí, queremos descubrir todos los secretos que esconde este lugar -contestó Judit.

Ada sonrió y las condujo por un camino oculto hacia un claro rodeado de flores silvestres. Allí encontraron un lago cristalino donde nadaban peces multicolores. - Este es el Lago Encantado -explicó Ada-.

Aquí puedes pedir un deseo si lanzas una piedra al agua. Lia eligió una piedra especial y cerró los ojos mientras formulaba su deseo más profundo. Luego la arrojó al lago con todas sus fuerzas.

En ese momento, un arco iris apareció sobre el agua, iluminando todo el lugar. Emocionadas por la magia que acababan de presenciar, continuaron su aventura escalando las rocas del Puigmal. Mientras subían, escucharon risas provenientes de lo alto.

Al llegar a la cima, se encontraron con un grupo de duendes jugando y saltando alrededor. - ¡Bienvenidas! -dijo el duende mayor, llamado Puck-. ¿Quieren divertirse con nosotros? Judit y Lia aceptaron encantadas la invitación.

Jugaron a esconderse entre los árboles, danzaron al compás de la música que tocaban los duendes y hasta hicieron coronas de flores para llevar como recuerdo. Cuando el sol comenzó a ocultarse en el horizonte, Ada les mostró una cueva secreta donde podrían pasar la noche.

La cueva estaba llena de estalactitas brillantes que parecían estrellas. - Aquí estarán seguras durante la noche -dijo Ada-. Mañana pueden continuar explorando más maravillas de Puigmal.

A medida que Judit y Lia se acurrucaban en sus sacos de dormir, no podían evitar sentir gratitud por todas las experiencias mágicas que habían vivido ese día. Estaban emocionadas por lo que les esperaba al amanecer.

Al día siguiente, después de desayunar frutas silvestres recogidas del bosque, continuaron su aventura hacia una cascada escondida detrás de un espeso follaje. El sonido del agua rugiendo era hipnotizante y refrescante. - Este lugar es conocido como "Cascada Esmeralda" -comentó Ada-. Sus aguas tienen poderes curativos. Si te sumerges en ellas, te sentirás renovada.

Judit decidió darse un baño mientras Lia observaba fascinada desde la orilla. Cuando Judit salió del agua, su piel parecía brillar y se sentía revitalizada. El día continuó con más descubrimientos emocionantes.

Encontraron una cueva llena de cristales brillantes, un puente colgante que atravesaba un abismo y hasta conocieron a una familia de osos juguetones que vivían en una cueva escondida.

Finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse en el horizonte, Judit y Lia se despidieron de Ada y prometieron regresar algún día para seguir explorando Puigmal. Mientras caminaban de regreso a casa, Judit y Lia no podían dejar de hablar sobre todas las aventuras increíbles que habían vivido gracias a la magia del lugar y la amistad con Ada.

Desde aquel día, madre e hija siguieron buscando nuevas aventuras en la naturaleza. Aprendieron a valorar cada momento especial y nunca dejaron de soñar con lugares mágicos como Puigmal.

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