El secreto de la paciencia
Érase una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, vivía una abuelita amorosa llamada Doña Rosa, y dos hermanitos, Juan y Camila. Un día, Doña Rosa tuvo un mal día. Estaba cansada, no le salían las cosas bien y se sentía frustrada. En un momento de descontrol, renegó y jaló los pelos a su nieta, Camila, causándole mucho dolor. Juan, preocupado, decidió buscar una solución. Recordó que su mamá siempre decía que la paciencia era la clave para superar los momentos difíciles.
Decidió hablar con su abuelita y le preguntó: "¿Por qué te pusiste así, abuelita?". Doña Rosa se sintió avergonzada y triste por haber lastimado a Camila. "Estaba frustrada, Juan. Pero eso no justifica lo que hice. No hay excusa para lastimar a alguien, especialmente a quien quiero tanto como a Camila".
Juan le recordó a su abuelita que la paciencia era importante, y que si lograba controlar su enojo, juntos podrían encontrar soluciones para todo. Doña Rosa comprendió el mensaje de su nieto y decidió hacer un cambio. Comenzó a practicar ejercicios de relajación, a buscar momentos de calma cuando se sentía abrumada, y a pedir disculpas cuando cometía errores.
Con el tiempo, Doña Rosa se convirtió en un ejemplo de paciencia para Juan, Camila y toda la familia. Aprendieron juntos que la paciencia no significa esperar sin hacer nada, sino mantener la calma y buscar soluciones positivas. Y así, la familia vivió feliz, sabiendo que en los momentos difíciles, la paciencia y el amor siempre serían su guía.
FIN.