El Secreto de la Pradera Encantada


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina dos caballos llamados Pepito y Lola, que vivían en un hermoso corral.

Un día, mientras jugaban y corrían por el campo, descubrieron una puerta abierta y decidieron aventurarse más allá de sus límites. Sin pensarlo dos veces, Pepito y Lola se adentraron en el frondoso bosque. Pero pronto se dieron cuenta de que no estaban solos. De repente, aparecieron dos enormes osos frente a ellos.

Los caballos se asustaron mucho y comenzaron a correr desesperadamente para escapar. Mientras huían del peligro, los caballos encontraron un camino oculto que los llevó a una pradera mágica.

Allí quedaron maravillados al ver una gran cantidad de caballos y unicornios felices pastando juntos. Entre todos aquellos seres mágicos destacaba un majestuoso unicornio blanco llamado Estrella. Era conocido por su sabiduría y generosidad hacia los demás animales del bosque.

Estrella se acercó a Pepito y Lola con ternura: "¡Bienvenidos! Me alegra ver nuevos rostros aquí", dijo con voz calmada pero amable. Pepito temblaba aún por el encuentro con los osos, pero intentó hablar valientemente: "-G-gracias por recibirnos. Nosotros somos Pepito y Lola".

Lola agregó emocionada: "-Nos perdimos en el bosque mientras jugábamos". Estrella sonrió comprensivamente: "No te preocupes, han llegado al lugar adecuado. Esta pradera mágica es un refugio seguro para todos los animales que necesitan ayuda y protección".

Pepito y Lola se sintieron aliviados al escuchar aquellas palabras. Estrella les explicó que en la pradera había suficiente comida para todos, y que podían quedarse el tiempo que necesitaran. Así, Pepito y Lola comenzaron a vivir en la pradera mágica junto a los otros caballos y unicornios.

Aprendieron a compartir, a cuidar de su entorno y a respetar a las demás criaturas del bosque.

Con el paso del tiempo, los dos caballos se dieron cuenta de que habían encontrado un hogar donde eran amados y aceptados tal como eran. También descubrieron una nueva familia en sus compañeros equinos.

Un día, cuando ya se sentían completamente integrados en la pradera mágica, Pepito le preguntó a Estrella: "-Estrella, ¿cómo podemos devolverles todo lo que nos han dado?"Estrella respondió con dulzura: "La mejor manera de mostrar gratitud es ayudando a otros. Pueden compartir su alegría con aquellos animales del bosque que aún no han encontrado este lugar maravilloso".

Pepito y Lola asintieron emocionados por la oportunidad de hacer algo bueno por los demás. Juntos organizaron expediciones para encontrar animales perdidos o heridos en el bosque, guiándolos hacia la pradera segura.

De esta manera, Pepito y Lola aprendieron el valor de la generosidad y la importancia de ayudar a quienes más lo necesitan. Y así fue como dos simples caballos encontraron un hogar lleno de magia donde pudieron vivir felices para siempre, compartiendo su amor y amistad con todos los animales del bosque. Fin.

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