El secreto de la salud de Salomón



En un pequeño pueblo llamado Dulcelandia vivía Salomón, un niño de ocho años al que le encantaban las golosinas. No pasaba un día sin que disfrutara de alguna gomita, chocolate o caramelo.

Su habitación estaba llena de envoltorios de dulces y su sonrisa siempre brillaba cuando tenía algo dulce en la mano. Un día, mientras paseaba por el parque, Salomón se encontró con el señor Donato, un anciano muy sabio del pueblo.

El señor Donato llevaba consigo una canasta llena de frutas frescas y coloridas. - ¡Hola, Salomón! ¿Quieres probar una deliciosa fruta? -preguntó amablemente el señor Donato. Salomón miró las frutas con curiosidad.

Nunca antes había prestado mucha atención a ellas, ya que siempre prefería los dulces. - No sé... yo prefiero los caramelos y chocolates -respondió dudoso.

El señor Donato sonrió y le dijo: "Las golosinas pueden ser deliciosas, pero las frutas también son muy sabrosas y llenas de vitaminas que te hacen fuerte y saludable". Salomón decidió probar una manzana que le ofrecía el anciano. Al darle un mordisco, descubrió lo jugosa y dulce que era. - ¡Wow! ¡Está riquísima! Nunca pensé que las frutas pudieran ser tan buenas -exclamó sorprendido.

Desde ese día, Salomón comenzó a incorporar más frutas a su dieta diaria. Descubrió nuevos sabores como la sandía, la piña y las uvas.

Su energía aumentó y se sentía más fuerte para jugar y correr por el parque con sus amigos. Un mes después, durante la feria anual del pueblo, Salomón participó en una carrera junto a otros niños.

Para su sorpresa, logró llegar en primer lugar gracias a su nueva alimentación saludable basada en frutas frescas. - ¡Felicidades, Salomón! Has demostrado lo importante que es cuidar tu cuerpo con alimentos buenos para ti -dijo el señor Donato orgulloso de él.

Salomón entendió entonces que equilibrar sus gustos por las golosinas con una alimentación saludable era clave para tener una vida plena y activa. A partir de ese momento siguió disfrutando de sus dulces favoritos pero sin olvidar incluir frutas en su rutina diaria.

Y así fue como Salomón aprendió una valiosa lección: no hay nada malo en disfrutar de vez en cuando unas golosinas, pero es fundamental cuidar nuestro cuerpo con alimentos sanos para estar llenos de energía y vitalidad todos los días.

FIN.

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