El secreto de la selva
Había una vez en una selva llena de colores y sonidos, un elefante llamado Eli, un ratón llamado Rati y una mariposa llamada Lía. Los tres eran amigos inseparables y pasaban sus días jugando entre los árboles y explorando los rincones de la selva.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, Lía, la mariposa, notó algo extraño en las aguas.
"¿Ven eso? Marcado en la arena. ¿Qué será?" - preguntó Lía curiosa, señalando con su ala.
"No tengo idea, pero se ve misterioso. Vamos a investigar." - dijo Eli, el elefante, emocionado.
Rati, más cauteloso, agregó:
"Pero, ¿y si es peligroso? A veces las cosas no son lo que parecen."
Aun así, los tres se acercaron al arroyo. Al acercarse, notaron que era una antigua piedra con inscripciones.
"¡Mirá! Hay algo escrito aquí!" - exclamó Rati, acercándose.
Mientras intentaban descifrar las inscripciones, se dieron cuenta de que contenían un mensaje sobre la verdad de la selva. Empezaron a leer en voz alta:
"La verdad es un río claro, siempre fluye. No importa cuánto lo oculten, siempre encontrará el camino."
"Eso suena profundo" - dijo Lía, volando emocionada alrededor de ellos.
"Tal vez significa que no debemos tener miedo de decir lo que pensamos o sentimos. La verdad es importante." - reflexionó Eli.
Pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que otros animales de la selva estaban murmullando sobre ellos. El león, la serpiente, y las aves comenzaron a hablar sobre un extraño descubrimiento en el arroyo.
"¿Viste lo que encontraron esos tres? ¡Hay un mapa del tesoro!" - comentó la serpiente, con un tono de intriga.
"Seguro que tienen algo valioso. Debemos averiguarlo" - dijo el león, a todo su grupo.
Lo que no sabían Eli, Rati y Lía era que los rumores se extendieron rápido y pronto otros animales comenzaron a acercarse.
"¿Es cierto que encontraron un tesoro?" - preguntó un grupo de loros volando al rededor.
Eli, queriendo ser honesto, respondió con sinceridad:
"No, no hemos encontrado ningún tesoro. Solo estamos investigando una piedra con inscripciones sobre la verdad."
Los animales se miraron entre sí, desconcertados. La serpiente insistió:
"Pero eso no es tan emocionante. ¿Por qué no dice que tienen un tesoro? Así atraerían más atención."
Rati, que siempre había sido el ratón más sabio, se añadió:
"La verdad puede no parecer emocionante, pero es lo que realmente importa. Las cosas no son siempre lo que parecen."
Pero el león, con su aire de autoridad, dijo:
"No importa. Yo creo que deberían inventar algo mejor para que nos interese. La selva necesita emoción, no verdades."
Los tres amigos, desconcertados por las palabras de los demás, comenzaron a dudar de sí mismos. Funcionar como un grupo se hizo difícil. Lía, sintiéndose atrapada, se alejó un poco y decidió reflexionar.
De repente, vio cómo los otros animales empezaban a murmurar sobre ellos, a pesar de que solo estaban compartiendo la verdad. Lía se dio cuenta de que estaban perdiendo la esencia de lo que eran. Y así regresó volando a donde estaban Eli y Rati:
"Chicos, no podemos dejar que los rumores nos desvíen de lo que realmente importa. La verdad es más valiosa que un tesoro material."
Los dos amigos coincidieron con Lía. Habían aprendido que, a pesar de lo que los demás pensaran, siempre debían ser fieles a sí mismos y a su amistad.
Al día siguiente, decidieron hacer un gran anuncio a todos los animales de la selva.
"¡Venid! Queremos hablar sobre la verdad!" - gritó Eli, mientras todos se reunían.
"No encontramos un tesoro, pero descubrimos algo más importante. La verdad es lo que normalmente no se dice, y es lo que construye nuestras amistades y la selva en la que vivimos!" - añadió Rati lleno de confianza.
Lía cerró diciendo:
"A veces, los secretos y las mentiras pueden parecer emocionantes, pero la verdadera felicidad está en ser honestos entre nosotros."
Poco a poco, todos los animales empezaron a comprender y reflexionar sobre lo que habían estado diciendo. Agradecieron a Eli, Rati y Lía por recordarles lo importante de la verdad.
Y así, la selva se llenó de confianza y sinceridad. Aprendieron que la verdad, aunque a veces difícil, siempre es el camino correcto, y con ello, su amistad se fortaleció aún más.
Desde entonces, Eli, Rati y Lía vivieron felices, explorando su hogar y compartiendo la verdadera belleza de la sinceridad en cada rincón de la selva.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.