El secreto de la sirena y el agua limpia


Había una vez en un pequeño pueblo costero de Japón, un grupo de amigos llamados Hana, Takeshi y Yuki. Les encantaba jugar juntos en la playa, construir castillos de arena y correr por la orilla del mar.

Un día, mientras jugaban cerca del agua, vieron una enorme ola acercarse a la costa. - ¡Miren qué grande es esa ola! -exclamó Hana asombrada.

- Sí, parece la Gran Ola de Kanagawa que vimos en el libro de arte japonés -dijo Takeshi emocionado. La ola se acercaba rápidamente y los niños comenzaron a correr hacia tierra firme.

Justo cuando pensaban que los alcanzaría, la ola se detuvo frente a ellos y tomó forma de una hermosa sirena con largos cabellos azules. - ¡No tengan miedo, queridos amigos! Soy Mizu, la guardiana del agua -dijo la sirena con voz suave. Los niños se quedaron sorprendidos pero Mizu los tranquilizó y les explicó por qué había venido.

Les contó que el agua es un recurso muy valioso que debemos cuidar todos juntos para mantener limpia nuestra playa y proteger a las criaturas marinas. - ¿Cómo podemos ayudar? -preguntó Yuki curiosa.

Mizu sonrió y les propuso un desafío: debían reagarrar toda la basura que encontraran en la playa y aprender sobre cómo ahorrar agua en casa para no desperdiciar este preciado recurso. Los niños aceptaron emocionados el desafío y se pusieron manos a la obra.

Durante días limpiaron la playa juntos, separando plásticos, latas y papeles para reciclarlos correctamente. Aprendieron a cerrar bien las canillas mientras lavaban los platos y a tomar duchas cortas para no malgastar agua.

Cada vez que cumplían una tarea, Mizu aparecía entre las olas para felicitarlos con alegría. Finalmente, llegó el día en que la playa estaba más limpia que nunca gracias al esfuerzo de los tres amigos.

Mizu emergió del mar con una sonrisa radiante y les dijo:- Gracias por cuidar de mi hogar, queridos amigos. Como recompensa por su dedicación, les mostraré algo especial.

De repente, frente a ellos apareció una réplica exacta de La Gran Ola de Kanagawa hecha completamente de cristales brillantes formados por gotas de agua pura. Los niños quedaron boquiabiertos ante tanta belleza reflejada en el resplandor del sol poniente.

- Esto es para recordarles siempre lo importante que es cuidar el agua y divertirse jugando en armonía con ella -dijo Mizu antes de desaparecer entre las olas fundiéndose con el mar.

Desde ese día, Hana, Takeshi y Yuki siguieron disfrutando cada momento junto al mar recordando la lección aprendida: cuidar nuestro entorno natural nos permite vivir experiencias mágicas como aquella inolvidable tarde junto a su amiga sirena Mizu.

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