El secreto de la tortuga marina


Había una vez en una playa hermosa, vivía una tortuga llamada Tita. Tita era una tortuga feliz que siempre estaba rodeada de amigos.

Un día, mientras jugaban en la playa, Tita y sus amigos vieron algo asombroso: una ballena varada en la orilla. Todos se acercaron con cuidado para intentar ayudar a la ballena, pero se dieron cuenta de que era demasiado grande y pesada para moverla. -Tita, ¿qué vamos a hacer? ¡La ballena necesita ayuda! -exclamó el cangrejo Carlitos.

-No te preocupes, amigos. Seguro que hay una manera de ayudarla -respondió Tita con determinación. Sin dudarlo, Tita se dio cuenta de que necesitaban atraer la atención de los humanos para que pudieran ayudar a la ballena.

Con tristeza, Tita les confesó a sus amigos: -Creo que voy a contarle a los humanos que la ballena está en peligro para que vengan a socorrerla. -¿Pero Tita, no dijiste que mentir es malo? -le reprochó la simpática gaviota Gabi.

Tita reflexionó por un momento y explicó: -Sí, mentir es malo, pero a veces, en casos de emergencia, es necesario buscar ayuda. Y esta es una emergencia. Tita se aproximó a la orilla y pidió a los humanos que la escucharan.

Les contó sobre la ballena varada y les pidió que vinieran a ayudarla. Los humanos, al escuchar la historia de Tita, se apresuraron a ir en busca de ayuda.

Pronto, un grupo de expertos llegó y lograron devolver a la ballena al mar. Todos celebraron y agradecieron a Tita por haber tenido el valor de contar la verdad. -Tita, hiciste lo correcto al buscar ayuda. Aunque fue difícil, no hiciste mal en contar la verdad -dijeron sus amigos con alegría.

Desde ese día, Tita y sus amigos aprendieron que, aunque mentir es incorrecto, en ocasiones especiales es necesario buscar ayuda de los adultos.

Y así, cada vez que se reunían en la playa, recordaban la importancia de la honestidad y la valentía, sabiendo que siempre es vital actuar con responsabilidad frente a las situaciones difíciles.

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