El Secreto de las Estrellas



Mirta era una niña curiosa y inquieta que siempre se preguntaba sobre el mundo que la rodeaba.

Un día, mientras estaba en la escuela, su maestra les habló sobre el origen del universo y cómo los científicos creían que todo comenzó con una gran explosión. - ¿Una explosión? ¡Eso suena emocionante! -exclamó Mirta, con los ojos brillantes de emoción. Después de la clase, Mirta decidió investigar más sobre este tema tan fascinante.

Buscó libros en la biblioteca, miró videos en línea y hasta le preguntó a sus padres qué pensaban al respecto. - Mamá, papá, ¿sabían que según los científicos todo empezó con una gran explosión? ¡Es increíble! -les contó Mirta entusiasmada.

Sus padres sonrieron ante la emoción de su hija y le dijeron que era maravilloso que quisiera aprender más sobre el universo y cómo funciona. Mirta siguió investigando y descubrió que esa explosión inicial había dado origen a estrellas, planetas e incluso a nosotros mismos.

Entonces recordó algo que había escuchado antes: "somos polvo de estrellas". - ¡Wow! ¡Así que somos polvo de estrellas! Eso es asombroso -exclamó Mirta para sí misma.

Decidida a aprender aún más, Mirta decidió hablar con su abuelo, quien era un aficionado a la astronomía. Él le explicó con paciencia cómo las estrellas nacen, viven y mueren, esparciendo sus elementos por el espacio para dar vida a nuevas estrellas y planetas.

- Entonces, si somos polvo de estrellas significa que estamos conectados con todo lo demás en el universo -dijo Mirta asombrada por esta revelación.

Con cada nueva información que obtenía, Mirta sentía crecer dentro de ella una sensación de asombro y gratitud por formar parte de algo tan grande e increíble como el universo mismo. Un día, mientras observaba las estrellas en el cielo nocturno junto a su abuelo, Mirta se sintió pequeña pero también poderosa al comprender la inmensidad del cosmos y su lugar en él.

- Abuelo, gracias por enseñarme tanto sobre las estrellas y el universo. Ahora sé que siempre estaré conectada con ellas -le dijo emocionada. Su abuelo sonrió orgulloso y le dio un abrazo cariñoso.

Juntos siguieron contemplando las maravillas del firmamento, sabiendo que aunque fueran pequeños seres en un vasto universo, su conexión con las estrellas los hacía infinitamente especiales.

Y así, entre charlas astronómicas y noches estrelladas, Mirta siguió explorando los misterios del cosmos con una mente abierta y un corazón lleno de admiración por todo lo creado desde aquella gran explosión primigenia.

FIN.

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