El secreto de las galletas mágicas




Había una vez un niño llamado Martín, que vivía en una pequeña casa junto a su abuelita Marta. Martín adoraba una taza muy especial que le regaló su abuela, y la usaba todos los días para tomar su leche con galletas. Un día, mientras Martín estaba disfrutando de sus galletas, su abuelita le dijo: "Martín, estas galletas tienen un secreto muy especial". Martín, sorprendido, preguntó: "¿Cuál es el secreto, abuelita?" "Estas galletas están llenas de amor y magia", respondió su abuelita. "Si las compartes con alguien que amas, sucederán cosas maravillosas".

Intrigado por las palabras de su abuelita, Martín decidió probarlo. Invitó a su amiga Valentina a su casa y le ofreció galletas. Valentina, al comerlas, comenzó a reír y a jugar como nunca antes lo había hecho. Martín se dio cuenta de que las palabras de su abuelita eran ciertas: las galletas sí tenían algo especial. Decidió compartir su descubrimiento con todos los niños del vecindario, y pronto la magia de las galletas se esparció por todas las casas.

Un día, Martín se dio cuenta de que la cantidad de galletas estaba disminuyendo, y le preguntó a su abuelita qué estaba sucediendo. "Las galletas mágicas no son comunes, Martín. Solo pueden ser hechas con amor verdadero", le explicó su abuelita. Entonces Martín entendió que el amor que su abuela ponía al hacer las galletas era lo que las hacía mágicas. Decidió aprender a hacer galletas con su abuela, y juntos cocinaron con todo su amor.

Pronto, Martín y su abuelita tenían un gran stock de galletas mágicas, y Martín entendió que el amor y la generosidad eran la verdadera magia que transformaba las cosas. Desde ese día, Martín compartió las galletas mágicas con todos, y el amor se hizo presente en cada rincón del vecindario, llenando los corazones de todos con alegría y bondad.

FIN.

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