El secreto de las hadas en la fiesta de cumpleaños de Juanita
Juanita estaba emocionada porque se acercaba su cumpleaños. Sus papás estaban preparando una fiesta muy especial, con globos, torta y sus amigos. Pero lo que Juanita no sabía era que ese día descubriría un secreto mágico.
La fiesta estaba en su apogeo, los niños jugaban y reían en el jardín. De repente, un destello de luz iluminó el cielo y un suave tintineo resonó en el aire. Juanita sintió una extraña sensación en su interior, como si algo misterioso estuviera a punto de suceder.
En ese momento, un grupo de diminutas criaturas aladas apareció entre los árboles. Eran hadas brillantes y relucientes, con alas que despedían destellos de colores. Los niños se quedaron boquiabiertos, contemplando maravillados a las mágicas visitantes.
Una de las hadas se acercó a Juanita con una sonrisa cálida. "Feliz cumpleaños, Juanita", dijo en un susurro melodioso. —"Gracias" , respondió Juanita, sin poder creer lo que veía. "Hoy, en tu cumpleaños, te concederemos un deseo especial", anunció la hada con una chispa traviesa en sus ojos.
Sin dudarlo, Juanita pidió convertirse en un hada. Las demás criaturas alzaron un murmullo de sorpresa, pero luego asintieron con complicidad. La hada sonrió y extendió su varita mágica sobre Juanita, quien sintió una calidez reconfortante y luego, al abrir los ojos, se encontró con un vestido reluciente, alas resplandecientes y una sensación de ligereza indescriptible.
Los niños no podían creer lo que veían: ¡Juanita se había transformado en un hada! Empezó a volar y a reír, dejando un rastro de purpurina brillante a su paso. Los amigos de Juanita se acercaron asombrados, maravillados por su transformación. Todos juntos emprendieron un viaje mágico por el jardín, jugando, riendo y explorando un mundo nuevo y fantástico.
Al caer la noche, las hadas le explicaron a Juanita que tenía el poder de llevar alegría y bondad a su alrededor, y que debía recordar siempre la importancia de la amistad y la generosidad. Juanita asintió con determinación, sabiendo que su nueva forma le brindaba la oportunidad de hacer del mundo un lugar más hermoso.
La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, llena de risas, música y magia. Cuando las hadas anunciaron que era hora de partir, Juanita se despidió de ellas con un abrazo cálido y un brillo de emoción en los ojos.
Desde ese día, Juanita conservó su secreto mágico, pero siguió esparciendo amor, luz y felicidad a su alrededor. Cada cumpleaños, recordaba con cariño la maravillosa aventura que vivió, y sabía que su corazón siempre sería un poco más mágico y especial.
FIN.