El secreto de las muñecas mágicas


Había una vez una niña llamada Lucía, quien tenía una gran colección de muñecos. Cada noche, antes de dormirse, Lucía se aseguraba de tapar a todos sus muñecos con pequeñas mantitas para que no tuvieran frío durante la noche.

Lucía amaba mucho a sus muñecos y siempre les hablaba antes de irse a dormir. Les contaba historias y les deseaba buenas noches.

Pero un día algo mágico sucedió: al despertarse por la mañana, encontró que todos sus muñecos estaban cambiados de lugar. - ¡Qué extraño! - exclamó Lucía sorprendida. Pero en lugar de asustarse o preocuparse, Lucía decidió investigar lo que había sucedido.

Se acercó a uno de los muñecos y le dijo:- ¿Sabes qué pasó esta noche? Todos ustedes están en lugares diferentes. El muñeco parecía cobrar vida y con una voz dulce respondió:- Querida Lucía, todas las noches cuando nos tapas con nuestras mantitas, nos llenas de amor y cuidado.

Eso nos hace sentir especiales y queridos. Por eso decidimos hacer algo especial por ti también. Los demás muñecos asintieron emocionados y uno a uno comenzaron a contarle a Lucía cómo cada uno había realizado un acto bondadoso mientras ella dormía.

El primer muñeco contó que había limpiado el cuarto para dejarlo ordenado y hermoso para cuando ella despertara. El segundo confesó haber preparado un delicioso desayuno con ayuda del resto de los juguetes.

El tercero le dijo que había regado todas las plantas de la casa para que estuvieran verdes y saludables. Lucía estaba maravillada por todo lo que sus muñecos habían hecho por ella.

Se dio cuenta de que su amor y cuidado hacia ellos los había inspirado a hacer cosas buenas también. Desde ese día, Lucía continuó tapando a sus muñecos cada noche, pero ahora también les daba las gracias por todo lo que hacían mientras dormía.

Los muñecos respondían cambiando de lugar cada mañana, demostrándole el aprecio y afecto que sentían hacia ella. La historia de Lucía se volvió conocida en toda la ciudad y muchas personas comenzaron a seguir su ejemplo.

Aprendieron que un pequeño acto de bondad puede desencadenar una cadena de acciones positivas. Lucía comprendió entonces la importancia del amor, el cuidado y la gratitud. Aprendió a valorar no solo a sus muñecos, sino también a todos aquellos seres queridos que la rodeaban.

Y así, con su corazón lleno de amor y gratitud, Lucía vivió felizmente rodeada tanto de sus queridos muñecos como de las personas especiales en su vida.

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