El secreto de las ruinas romanas
En las hermosas calles empedradas de Trastevere, en Roma, tres amigas muy unidas vivían emocionantes aventuras. Libe, Maite y Alba eran inseparables y siempre estaban dispuestas a apoyarse mutuamente en todo.
Una tarde soleada, mientras paseaban por la famosa Piazza Navona, Libe se detuvo frente a una pequeña librería. Su mirada fue atrapada por un joven apuesto que hojeaba un libro con curiosidad.
Era Marco, un romano encantador con ojos color avellana y una sonrisa cálida que derretía corazones. - ¡Ay chicas! ¡Miren qué chico tan guapo está allí! -exclamó Libe emocionada. Maite y Alba rieron ante la reacción de su amiga.
Pero pronto notaron el brillo especial en los ojos de Libe cuando Marco se acercó para saludarlas. - Hola, soy Marco. ¿Puedo acompañarlas en su paseo por Trastevere? -dijo con gentileza. Las tres amigas asintieron emocionadas y así comenzó una tarde mágica llena de risas, historias compartidas y complicidad entre los cuatro jóvenes.
Con el paso de los días, Libe y Marco pasaron más tiempo juntos explorando Roma: lanzando monedas en la Fontana di Trevi, probando deliciosos gelatos en el Trasteverino y disfrutando de las vistas desde el Gianicolo al atardecer.
La conexión entre ellos era evidente para todos aquellos que los veían juntos. Sin embargo, un día nublado mientras paseaban por el Coliseo Romano, Marco parecía preocupado y distante.
Antes de que Libe pudiera preguntarle qué sucedía, él tomó aire profundamente y habló:- Libe... Hay algo importante que debo decirte. No soy quien tú crees que soy... El corazón de Libe latía con fuerza mientras lo escuchaba atentamente.
- Soy un arqueólogo que trabaja en excavaciones aquí en Roma. Me encanta estar contigo pero mi trabajo me lleva lejos durante largos periodos -confesó Marco con sinceridad. Libe quedó sorprendida por la revelación pero luego recordó todas las veces felices que habían compartido juntos hasta ese momento.
- Marco, lo importante es lo que somos ahora... Siempre podremos encontrar tiempo para estar juntos aunque sea a distancia -respondió ella con cariño.
Marco sonrió aliviado ante la comprensión de Libe y juntos continuaron su paseo por el Coliseo como si nada hubiera cambiado entre ellos. Desde entonces, cada vez que las tres amigas recordaban aquella tarde especial en la ciudad del amor sabían que incluso las sorpresas inesperadas pueden fortalecer los lazos verdaderos entre las personas.
FIN.