El secreto de las sonrisas




En un pequeño pueblo llamado Sonrisavilla vivía Tomás, un niño curioso y amable que siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras paseaba por el colorido mercado del pueblo, conoció a alguien muy especial: el Sr. Sonrisas.

- ¡Hola, pequeño amigo! ¿Qué te trae por aquí? - dijo el Sr. Sonrisas con una gran sonrisa en su rostro.

- Hola, Sr. Sonrisas. Estaba paseando y me llamó la atención su tienda llena de colores y alegría - respondió Tomás, fascinado por la energía positiva que irradiaba el anciano.

El Sr. Sonrisas le contó a Tomás que su tienda no era una tienda común, sino que en ella se vendían sonrisas. Sonrisas de todos los tamaños, colores y formas que podían alegrar el corazón de las personas. Tomás no podía creer lo que escuchaba, ¡una tienda de sonrisas! El anciano le regaló una sonrisa brillante y le dijo que la guardara siempre en su corazón.

Con el paso de los días, Tomás notó algo extraordinario: cada vez que regalaba una sonrisa a alguien, esa persona le devolvía una sonrisa aún más hermosa. Empezó a comprender que las sonrisas tenían el poder de alegrar no solo su propio día, sino también el de los demás. Tomás se convirtió en un auténtico embajador de la alegría, regalando sonrisas a todo aquel que se cruzaba en su camino.

Un día, el Sr. Sonrisas le propuso a Tomás un desafío: debía encontrar a la persona con la sonrisa más triste y regalarle una sonrisa especial. Tomás aceptó el desafío y se dispuso a recorrer el pueblo en busca de esa persona. Después de mucho buscar, encontró a Martina, una niña que siempre parecía triste. Tomás le regaló la sonrisa especial del Sr. Sonrisas y en ese momento, algo mágico sucedió. La sonrisa de Martina brilló con una luz increíble, iluminando todo a su alrededor.

Desde ese día, Tomás y Martina se convirtieron en grandes amigos y juntos compartieron sonrisas con el resto del pueblo. El Sr. Sonrisas observaba con orgullo desde su tienda, sabiendo que su lección sobre el poder de las sonrisas había calado hondo en el corazón de esos dos pequeños. Y así, en Sonrisavilla, el secreto de las sonrisas se propagó, llevando alegría a todos los rincones del pueblo.

FIN.

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