El secreto de las verduras mágicas
Había una vez un niño llamado Juan, de 4 años, al que no le gustaban para nada las verduras.
Todos los días, cuando su mamá le servía un plato con brócoli, espinacas o zanahorias, él fruncía el ceño y las empujaba hacia un lado con desagrado. Una noche, después de una cena especialmente difícil en la que se negó a probar siquiera un bocado de ensalada, Juan se quedó dormido profundamente. En sus sueños, algo mágico sucedió.
De repente, se encontraba en un mundo lleno de colores brillantes y aromas deliciosos: ¡el mundo de las frutas y verduras! Juan abrió los ojos maravillado al ver árboles repletos de manzanas rojas y jugosas, campos interminables de fresas dulces y montañas de sandías frescas.
Pero lo más sorprendente era que todas las frutas y verduras hablaban y se movían como personas. -¡Hola Juan! -dijo una pera sonriente acercándose a él-. ¡Bienvenido a nuestro mundo! Juan parpadeó incrédulo.
Nunca había imaginado algo así. La pera lo llevó a recorrer el lugar mientras le contaba historias sobre la importancia de comer sano y cómo cada fruta y verdura tenía nutrientes especiales para mantenerse fuertes y sanos.
Durante su paseo, Juan conoció a la zanahoria energética que le explicaba cómo ayudaba a tener buena vista; al tomate valiente que fortalecía su corazón; a la espinaca inteligente que mejoraba su memoria; entre otros personajes saludables.
Poco a poco, Juan comenzó a sentir curiosidad por probar estas delicias naturales. Probó una rodaja jugosa de sandía y descubrió lo refrescante que era. Mordió una manzana crujiente y sabrosa que le hizo sonreír.
Incluso se atrevió a probar unas espinacas frescas en una ensalada colorida. Con cada bocado, Juan sentía cómo su cuerpo se llenaba de energía positiva. Se dio cuenta de lo equivocado que estuvo al rechazar las verduras sin siquiera darles oportunidad.
Finalmente, llegó el momento en el que tuvo que despertar del sueño tan especial. Cuando abrió los ojos en su cama, recordó cada detalle vivido en ese mundo mágico de frutas y verduras. Desde ese día en adelante, Juan cambió por completo su actitud hacia la comida saludable.
Comenzó a disfrutar incorporando colores variados en sus platos e incluso ayudaba a mamá en la cocina preparando recetas nutritivas juntos.
Y así fue como gracias a un sueño extraordinario, Juan aprendió la importancia de alimentarse bien para crecer fuerte y feliz junto a sus nuevos amigos del mundo encantado de las frutas y verduras.
FIN.