El Secreto de Lola en Villa Fantasía


Había una vez en el bosque encantado de Villa Fantasía, un conejito llamado Pancho que estaba perdidamente enamorado de la hermosa conejita Lola.

Desde que la vio por primera vez saltando entre las flores, su corazón latió tan fuerte que pensó que se le saldría del pecho. Pancho intentaba acercarse a Lola con regalos de zanahorias y poemas escritos con hojas secas, pero ella siempre parecía estar distraída persiguiendo mariposas o jugando con sus amigas.

A pesar de todo, él no perdía las esperanzas y seguía demostrándole su amor día tras día. Un día, durante el festival anual de la Luna Llena, Pancho decidió declararle su amor a Lola frente a todos los animales del bosque.

Con un ramillete de margaritas en una pata y el corazón en la otra, se paró frente a ella y dijo tímidamente: "-Lola, eres la luz de mi madriguera, el brillo de mis ojos.

Te amo más que a las zanahorias dulces. " Lola lo miró sorprendida y sonrió tiernamente. "-Pancho, eres un amigo muy especial para mí. Pero mi corazón late por otro", confesó con dulzura. El conejito quedó petrificado al escuchar esas palabras.

No podía creer que el amor de su vida no correspondiera sus sentimientos. Con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, dio media vuelta y corrió hacia el bosque sin mirar atrás.

Durante días enteros, Pancho se refugió en su madriguera sumido en la tristeza y desilusión. El resto de los animales del bosque intentaban consolarlo sin éxito, hasta que una noche oscura y estrellada recibió una visita inesperada.

Era Lola, quien había estado buscándolo por todas partes preocupada por su ausencia. "-Pancho, sé lo mucho que te duele mi rechazo y lamento haberte lastimado sin quererlo", dijo con voz temblorosa.

El conejito levantó la mirada sorprendido al verla allí parada frente a él bajo la luz plateada de la luna llena. "-¿Por qué viniste si sabes que no puedo dejar de amarte?", preguntó entre sollozos. "-Porque descubrí algo importante mientras te buscaba desesperadamente", respondió Lola con seriedad.

Y entonces reveló un secreto impactante que cambiaría para siempre sus destinos: resulta que el verdadero amor de Lola no era otro conejo ni animal del bosque...

¡sino nada menos que el hada madrina del bosque! Desde ese momento mágico e inesperado, Pancho comprendió que aunque su amor por Lola fuera incorrespondido como conejitos normales, había encontrado un lugar especial en su corazón como amigo inseparable para toda la eternidad.

Y así fue como aprendieron juntos una valiosa lección sobre el amor verdadero: puede manifestarse de formas diferentes e inesperadas, pero siempre será sincero y lleno de magia en cada rincón del universo encantado donde vivían felices para siempre.

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