El secreto de los colores en Arcoíris



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, un niño muy especial llamado Mateo. Mateo era un niño curioso y creativo, siempre buscando nuevas aventuras y formas de divertirse.

Un día, mientras Mateo jugaba en el jardín de su casa, vio cómo la lluvia comenzaba a caer del cielo. Se quedó maravillado viendo las gotas de agua brillar bajo los rayos del sol que se asomaban tímidamente entre las nubes grises.

"¡Mamá, mamá! ¡Mira qué lindo está el cielo con la lluvia y el sol juntos!", exclamó Mateo emocionado. Su mamá salió al jardín y también quedó sorprendida por la belleza del momento.

Fue entonces cuando Mateo tuvo una idea brillante: ¿qué pasaría si él pudiera formar un arcoíris? Decidido a intentarlo, Mateo reunió todos los colores que pudo encontrar en su casa: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.

Con mucho cuidado y paciencia, comenzó a mezclar los colores en un recipiente grande hasta lograr seis colores perfectos. Luego, esperó a que la lluvia se intensificara para salir afuera con sus colores en mano. Con cada color en sus dedos, empezó a dibujar arcos en el aire mientras cantaba una canción alegre.

Para su sorpresa, conforme iba trazando los arcos coloridos en el cielo mojado, detrás de él aparecía un brillo mágico. ¡Mateo estaba formando un arcoíris de verdad! Los vecinos del pueblo no podían creer lo que veían.

Todos salieron de sus casas al escuchar sobre el increíble niño que había creado un arcoíris con sus propias manos. La noticia llegó incluso al periódico local.

La fama repentida no cambió a Mateo; seguía siendo el mismo niño sencillo y amable que siempre había sido. Sin embargo, ahora tenía una misión importante: enseñarle a otros niños cómo pueden crear su propio arcoíris usando amor y creatividad.

Así fue como Mateo se convirtió en el héroe del pueblo de Arcoíris. Cada vez que llovía, los niños salían con sus pinturas y pinceles para intentar formar su propio arco iris siguiendo los pasos del valiente e inspirador Mateo.

Y aunque nunca más volvió a formar otro arco iris tan perfecto como aquel primer día mágico, Mateo supo que lo más importante no era la perfección sino la alegría y esperanza que podía traer a los corazones de todos quienes lo rodeaban gracias a su increíble don para crear magia donde menos se esperaba.

FIN.

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