El Secreto de los Corazones
Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de flores y risas, una chica llamada Lola. Lola tenía un cabello largo y marrón que brillaba al sol y una sonrisa que iluminaba cualquier lugar. Era conocida por su amabilidad y su amor por las aventuras. A pesar de ser muy feliz, había algo que le faltaba: el amor.
Un día soleado, mientras paseaba por el parque, Lola vio a un chico que la dejó sin aliento. Su nombre era Lucas, un joven con pelo negro como la noche y ojos que parecían brillar con estrellas. Todos los días, Lola iba al parque con la esperanza de verlo, y cada día su corazón latía más rápido.
Una tarde, mientras Lola estaba en la fuente del parque, Lucas se acercó para llenarla de sorpresas.
"Hola, chica de cabello marrón, ¿te gustaría unirte a mi juego de lanzar piedras al agua?" - le preguntó Lucas, sonriendo.
"¡Claro! Me encantaría" - respondió Lola, sintiendo que el mundo a su alrededor desaparecía.
Juntos comenzaron a lanzar piedritas al agua y a reír. Cada uno de sus chistes llenaba el aire de una felicidad que nunca habían experimentado. De a poco, Lola y Lucas se fueron conociendo, compartiendo historias sobre sus sueños, sus miedos y sus aventuras.
Lola descubrìa que Lucas no solo era guapo, sino también sensible y divertido. Sin embargo, había algo que Lola no sabía: Lucas también estaba enamorado de ella desde el primer día que la vio.
Un día, mientras exploraban el bosque que rodeaba el parque, encontraron un lugar mágico, lleno de flores brillantes y mariposas danzantes.
"¿No es hermoso?" - preguntó Lola maravillada.
"Sí, pero no tanto como tú" - respondió Lucas, sintiendo que se le aceleraba el corazón.
Lola se sonrojó, sin saber qué decir. Pero en ese momento, una mariposa de colores se posó sobre su mano. Lola la miró y sonrió, sintiendo que todo era posible.
El tiempo pasó y ambos compartían más aventuras: construir una cabaña en los árboles, hacer pasteles de barro y jugar con su perro, que siempre los seguía. Lola y Lucas se hicieron inseparables, pero había un pequeño secreto en sus corazones que ninguno de los dos se atrevía a confesar. **Estaban enamorados el uno del otro**.
Un día, mientras estaban en la cima de una colina mirando el atardecer, Lucas decidió que no podía esperar más.
"Lola, hay algo que necesito decirte..." - comenzó Lucas, su voz temblaba un poco.
"Yo también tengo algo que decirte, Lucas" - interrumpió Lola, con el corazón latiendo fuerte.
"¿Qué es?" - preguntó Lucas, sintiendo que su corazón casi se salía del pecho.
"Creo que me estoy enamorando de ti" - confesó Lola, con una gran sonrisa que desbordaba felicidad.
"¡Yo también, por fin lo dices!" - gritó Lucas, saltando de alegría.
Ambos se miraron por un instante que pareció eterno. Finalmente, como si el universo les hubiera dado permiso, se acercaron lentamente y se dieron un suave beso, llenos de alegría y amor.
Desde aquel día, Lola y Lucas se convirtieron en pareja y siguieron compartiendo momentos mágicos juntos: jugando, explorando y ayudando a los demás. Aprendieron que el amor es una aventura que se construye día a día, y que siempre hay que tener el valor de expresar lo que uno siente.
Y así, en un rincón del mundo donde las flores siempre florecen y las risas nunca se acaban, Lola y Lucas vivieron felices, recordando siempre que el amor verdadero nace en los corazones que son valientes.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.