El secreto de los cuentos mágicos
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegría, un niño llamado Cipriano que era muy aficionado a los videojuegos y los videos de YouTube.
Pasaba horas y horas frente a la pantalla de su computadora o consola, sin querer hacer nada más. Un día, mientras Cipriano estaba jugando en su habitación, llegó su abuelita Rosa con una caja llena de libros coloridos y emocionantes.
Ella sabía que a Cipriano le encantaban las historias fantásticas, pero últimamente lo veía muy metido en sus juegos electrónicos. "¡Cipriano! ¡Mira lo que traje para ti!", exclamó la abuelita Rosa con entusiasmo. Cipriano levantó la vista de la pantalla y frunció el ceño.
No estaba interesado en leer ningún libro. "Abu, ¿puedo seguir jugando? Estoy por ganar este nivel", respondió distraído Cipriano. La abuelita Rosa sonrió con ternura y se sentó al lado de Cipriano en la cama.
Comenzó a contarle sobre los maravillosos mundos que podían descubrir juntos a través de esos libros mágicos. "Imagina poder volar entre las nubes con dragones o encontrar tesoros escondidos en islas misteriosas.
Los libros tienen el poder de llevarte a lugares increíbles sin siquiera moverte de tu habitación", explicó la abuelita Rosa con emoción. A pesar del desinterés inicial de Cipriano, algo resonó en su corazón al escuchar las palabras de su abuelita.
Decidió darle una oportunidad a uno de esos libros y comenzaron a leer juntos una fascinante historia sobre piratas valientes y sirenas encantadas. Con cada página que pasaban, Cipriano se sumergía más y más en el relato.
La imaginación cobraba vida dentro de él, creando imágenes tan vívidas como las que veía en sus videojuegos favoritos. Descubrió un nuevo mundo lleno de aventuras emocionantes e personajes entrañables. Días después, cuando sus amigos lo invitaron a jugar fútbol en el parque, Cipriano aceptó emocionado.
Descubrió lo divertido que era correr bajo el sol, sentir el viento en su rostro y compartir risas con sus compañeros. Se dio cuenta de que había estado perdiéndose momentos inolvidables por estar tanto tiempo frente a una pantalla.
Poco a poco, Cipriano equilibraba su tiempo entre los videojuegos, los libros y las actividades al aire libre. Aprendió que la clave estaba en disfrutar cada experiencia al máximo sin dejar ninguna parte importante de lado.
Y así fue como Cipriano descubrió que la verdadera magia no solo se encontraba dentro de los videojuegos o los videos online, sino también en el mundo real esperando ser explorada.
FIN.