El secreto de los huevos mágicos
En una pequeña granja en el campo vivía una gallina llamada Carmencita. Carmencita era muy especial, ya que cada mañana ponía huevos de colores brillantes: azules, verdes, rosados y amarillos.
Los vecinos del pueblo venían de todas partes para comprar los huevos de Carmencita, ya que decían que eran los más sabrosos y hermosos que habían probado. Un día, mientras Carmencita estaba empollando sus huevos en su nido, escuchó un ruido extraño proveniente del bosque cercano.
Era un gallo muy elegante llamado Federico que se acercaba a la granja. "¡Buenos días, Carmencita! ¿Cómo estás hoy?", cantó Federico con su voz fuerte y melodiosa. Carmencita levantó la cabeza sorprendida y respondió tímidamente:"Hola Federico, estoy bien gracias.
¿Y tú qué te trae por aquí?"Federico explicó que había oído hablar de los maravillosos huevos de Carmencita y quería pedirle un favor. Él también quería tener pollitos tan especiales como los huevos de ella.
"Pero yo soy solo una gallina común", dijo Carmencita dudosa. "No sé si mis pollitos serán tan especiales como mis huevos". Federico le sonrió con amabilidad y le dijo:"Carmencita, cada uno de nosotros tiene algo único y especial para dar al mundo.
Estoy seguro de que tus pollitos serán tan extraordinarios como tus huevos". Carmencita se sintió inspirada por las palabras de Federico y decidió ayudarlo.
Juntos buscaron el lugar perfecto en el corral para poner los huevos de Carmencita a incubar junto con los suyos. Pasaron los días y finalmente llegó el momento esperado: los primeros pollitos comenzaron a romper sus cascarones.
Para sorpresa de todos, ¡los pollitos no eran solo comunes sino también tenían plumas brillantes en tonos azules, verdes, rosados y amarillos! Los vecinos del pueblo quedaron maravillados al ver a esos pollitos tan peculiares correteando por la granja junto a Federico. Pronto se convirtieron en la atracción principal del lugar.
Con el tiempo, esos pollitos crecieron sanos y felices bajo el cuidado amoroso tanto de Carmencita como de Federico. Aprendieron a valorar sus diferencias e incluso descubrieron nuevas habilidades juntos.
La historia de Carmencita, Federico y los pollitos coloridos se convirtió en un ejemplo inspirador para todos en el pueblo: demostraba que la verdadera belleza radica en aceptarnos tal como somos y valorar lo especial que cada uno puede ofrecer al mundo.
Y así fue cómo la granja donde vivían juntos Granja gallina huevos pollitos gallo se llenó no solo de colores brillantes sino también del canto alegre y armonioso de todos sus habitantes.
FIN.