El secreto de los Magantos


En la escuela La Ginesta, el maestro de quinto de primaria, el Sr. Martínez, era conocido por su creatividad y entusiasmo al enseñar a sus alumnos.

Un día, les dio una tarea especial: averiguar qué significaba la palabra —"magantos" . Los niños se miraron entre sí con curiosidad. ¿Qué sería un magantos? No encontraron nada en los diccionarios ni en internet. Decidieron preguntar a los adultos del pueblo, pero nadie parecía tener idea de qué se trataba.

Esa misma tarde, mientras jugaban en el parque, Federico y Valentina descubrieron algo extraño escondido entre los arbustos. Era una pequeña criatura peluda con ojos brillantes y orejas puntiagudas. - ¡Mira! ¡Es un magantos! -exclamó Federico emocionado.

La criatura les miró con curiosidad y comenzó a hablar en un idioma desconocido para los niños. - ¿Entiendes lo que dice? -preguntó Valentina. - No... Pero creo que nos está llevando a algún lado -respondió Federico.

El magantos los guió hacia un bosque cercano donde descubrieron un mundo mágico lleno de colores brillantes y criaturas fantásticas. Había hadas danzando entre las flores, duendes trabajando en sus talleres y unicornios corriendo libres por praderas verdes.

Los niños estaban maravillados ante tanta belleza y magia a su alrededor. El magantos les explicó que en su idioma —"magantos"  significaba "guardián de la naturaleza", y que habían sido elegidos para proteger ese lugar especial.

Federico y Valentina aprendieron muchas cosas nuevas mientras exploraban aquel mundo mágico. Descubrieron la importancia de cuidar el medio ambiente, respetar a todas las criaturas vivientes y trabajar juntos para conservar la belleza natural que los rodeaba.

Al atardecer, el magantos los acompañó de regreso al parque donde se despidieron con cariño. Los niños regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros, sabiendo que habían vivido una aventura única e inolvidable gracias a su curiosidad por descubrir el significado de la palabra —"magantos" .

Desde ese día, Federico y Valentina visitaban regularmente al magantos para aprender más sobre el mundo mágico que habían descubierto juntos, recordando siempre la lección más importante: nunca dejar de explorar e investigar, porque detrás de cada palabra desconocida podría esconderse toda una aventura esperando ser descubierta.

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