El secreto de los signos
Había una vez en un tranquilo pueblo de Argentina, un niño curioso llamado Roberto. Un día, Roberto le preguntó a su madre qué eran los signos. Su madre, con una sonrisa, le explicó que los signos son como pistas que nos ayudan a entender lo que nos rodea, como un mensaje que nos guía en el camino de la vida.
Intrigado, Roberto preguntó: "¿Puedes darme un ejemplo, mamá?". La madre pensó por un momento y le dijo: "Imagina que estás en un parque y ves a dos palomas juntas. Eso podría ser un signo de amor, como en las historias románticas que tanto te gustan."
A partir de ese día, Roberto empezó a prestar atención a los signos a su alrededor. Descubrió que una mariposa revoloteando cerca de él podía ser un signo de alegría, y que ver un arcoíris después de la lluvia era un signo de esperanza. Con el tiempo, aprendió a interpretar los signos y descubrió que le ayudaban a entender mejor el mundo a su alrededor.
Un día, mientras paseaba por el parque, Roberto vio a una paloma blanca posada en una rama, justo en el momento en que recordó una buena acción que había hecho. Entendió que era un signo de paz y se sintió muy feliz. Así, Roberto aprendió a apreciar los signos que el universo le enviaba, y cómo éstos podían guiar su vida de una manera armoniosa y llena de significado.
Y colorín colorado, este cuento de los signos ha terminado, pero recuerda, siempre mantén tu corazón abierto para descifrar los maravillosos signos que la vida te regala.
FIN.