El secreto de los sonidos del bosque
En un pintoresco pueblo rodeado de exuberante naturaleza vivía un viejo artesano llamado Don Anselmo.
Él era conocido por crear los instrumentos musicales más maravillosos: bombos, maracas y güiros, utilizando materiales que encontraba en el bosque, como maderas, semillas, cueros y troncos de árboles. Don Anselmo sabía que los sonidos del bosque contenían un secreto especial, y siempre estaba en busca de inspiración para sus nuevos instrumentos.
Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó el suave murmullo del viento entre los árboles y la melodía de los pájaros. Se detuvo un momento, cerró los ojos y dejó que los sonidos envolvieran su alma.
Entonces, una revelación lo sorprendió: Don Anselmo decidió crear un instrumento que capturara la esencia misma de los sonidos del bosque. Con esta idea en mente, empezó a recolectar las materias primas más especiales y raras que pudiera encontrar.
Pasaron semanas, meses e incluso años, pero finalmente, Don Anselmo terminó de construir su obra maestra: un instrumento único que emitía los sonidos más hermosos y mágicos del bosque. Durante una feria del pueblo, Don Anselmo compartió su creación con todos.
El instrumento atrajo a mucha gente, pero una niña llamada Sofía, quien amaba la naturaleza, sintió una conexión especial con él. Don Anselmo, con una sonrisa en el rostro, se acercó a Sofía y le entregó el instrumento.
-¡Es tuyo! Tú entiendes el verdadero valor de los sonidos del bosque, y sé que lo cuidarás y lo usarás sabiamente, le dijo con ternura. Sofía, emocionada, agradeció al anciano y, con lágrimas de alegría en sus ojos, aceptó el regalo.
Desde aquel día, Sofía exploró el bosque y descubrió que, al tocar su nuevo instrumento, podía comunicarse con la naturaleza de una manera especial. Los animales se acercaban para escuchar la melodía, y los árboles parecían bailar al ritmo de su música.
La niña se convirtió en la guardiana de los sonidos del bosque, llevando consigo el legado del viejo artesano. El secreto de los sonidos del bosque viviría por siempre en su corazón, en cada nota que emanaba del mágico instrumento creado por Don Anselmo.
FIN.