El Secreto de los Tés Emocionales



Había una vez en la Escuela Marcela Paz de Viña del Mar, una asistente de educación llamada Clara.

Clara era una mujer amable y cariñosa que siempre estaba dispuesta a ayudar a los niños y niñas en todo lo que necesitaran. Un día, mientras ordenaba la biblioteca de la escuela, encontró un libro antiguo con el título "El Boticario Emocional: Donde cada té cuenta tu historia".

Intrigada por el misterioso libro, Clara decidió abrirlo y descubrió que se trataba de un cuaderno secreto que pertenecía a un mago llamado Máximo. En sus páginas, Máximo había recopilado recetas mágicas para preparar tés que tenían el poder de transformar las emociones de las personas.

Emocionada por esta increíble revelación, Clara decidió poner en marcha un proyecto especial en la escuela: El Boticario Emocional. Con la ayuda de los niños y niñas, comenzaron a preparar diferentes tés mágicos utilizando las recetas del libro de Máximo.

Cada té tenía el poder de sanar el corazón herido, alegrar el alma triste o inspirar a quien lo tomara. Pronto, los niños y niñas empezaron a notar cambios positivos en sus emociones gracias a los tés del Boticario Emocional.

Los problemas entre compañeros se resolvían con mayor facilidad, la tristeza se transformaba en alegría y la ansiedad daba paso a la calma.

Un día, mientras estaban disfrutando de una tarde tranquila en el patio de la escuela tomando uno de los tés especiales, apareció ante ellos Máximo, el mago creador del libro. "¡Qué alegría ver cómo han utilizado mis recetas para ayudarse unos a otros! Estoy orgulloso de ustedes", dijo Máximo con una sonrisa.

Clara y los niños le contaron cómo habían cambiado gracias al Boticario Emocional y cómo ahora eran más felices y comprensivos entre ellos.

Máximo les explicó que el verdadero poder estaba dentro de cada uno de ellos y que los tés solo eran una herramienta para despertarlo. Desde ese día, El Boticario Emocional se convirtió en un lugar especial donde todos podían acudir cuando necesitaban un poco de magia para sanar su corazón.

Y así, Clara y los niños continuaron escribiendo nuevas historias llenas de emoción y aprendizaje con cada sorbo de té mágico que compartían juntos.

FIN.

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