El secreto de Mateo



Había una vez un nene llamado Mateo, a quien no le gustaba para nada hacer pis.

Siempre que su mamá le decía "Mateo, anda al baño", él respondía con un "No tengo ganas" o simplemente se hacía el distraído y seguía jugando sin prestarle atención. Un día, Mateo estaba jugando tan concentrado con sus bloques de construcción que ni siquiera notó que su vejiga estaba a punto de explotar.

Su mamá lo llamó desde la cocina: "-Mateo, ¿no tenés ganas de hacer pis?". Él contestó rápidamente: "-No, mamá, después lo hago". Pero el tiempo pasaba y Mateo seguía entretenido con sus juegos.

De repente, sintió una sensación muy incómoda en la panza y supo que ya no podía aguantar más. Corrió hacia el baño pero era demasiado tarde; se había hecho pis encima. Su mamá entró al baño preocupada y vio a Mateo con los ojos llenos de lágrimas.

Sin regañarlo ni enojarse, ella le dijo: "-Tranquilo Mateo, sé que no te gusta hacer pis pero es importante escuchar a tu cuerpo y atender sus necesidades a tiempo".

Mateo se sentía avergonzado por lo sucedido pero también comprendió la importancia de prestar atención a las señales de su cuerpo. A partir de ese día, cada vez que sentía la necesidad de ir al baño dejaba todo lo que estaba haciendo y corría sin dudarlo.

Con el tiempo, Mateo se convirtió en un experto en reconocer cuándo debía ir al baño y nunca más tuvo accidentes como aquel primer día. Además, aprendió que escuchar a su cuerpo era fundamental para mantenerse sano y feliz.

Desde entonces, Mateo entendió que hacer pis no era algo molesto sino necesario para cuidar de sí mismo. Y así vivió muchas aventuras más junto a sus bloques de construcción, siempre atento a las señales que su cuerpo le enviaba.

FIN.

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