El secreto de Mateo y su familia


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una familia muy peculiar. En ella vivían el papá, la mamá y sus dos hijos: Lucas y Sofía.

Pero lo más especial de esta familia era su mascota, una momia llamada Mateo. Mateo era diferente a las demás momias que solíamos ver en las películas. Era amigable, travieso y siempre estaba lleno de energía.

Sin embargo, tenía un pequeño problema: no entendía que no debía gritarle a su papá. Un día soleado, la familia decidió salir de paseo al parque para disfrutar del aire libre. Lucas y Sofía jugaban felices en los columpios mientras papá descansaba bajo un árbol leyendo un libro.

Mamá aprovechaba para charlar con otras mamás del lugar.

De repente, Mateo se emocionó tanto al ver a su papá relajado que corrió hacia él y le gritó: "-¡Papaaaaa!" Papá saltó del susto y todos los presentes se sorprendieron por el grito tan fuerte de la momia. Mamá se acercó rápidamente a Mateo y le explicó con calma: "-Mateo, cariño, no debes gritarle así a tu papá. Puedes asustarlo o hacerle daño.

"Mateo bajó la cabeza avergonzado porque no quería lastimar a nadie ni asustar a su querido papá. La familia decidió seguir disfrutando del día en el parque e intentar olvidar aquel incidente desagradable. Pero cuando menos lo esperaban ¡sorpresa! Apareció otro problema inesperado.

Un grupo de patos se acercó al lago del parque y comenzaron a hacer ruido. Mateo, emocionado como siempre, quiso comunicarse con ellos y les gritó: "-¡Cuac, cuac!" Los patos salieron volando asustados y los demás visitantes del parque se quedaron boquiabiertos.

Mamá miró a Mateo con ternura y le dijo: "-Mateo, cariño, entiendo que estás emocionado, pero no debes gritarles así a los animales. Puedes asustarlos o lastimar sus oídos sensibles.

"Mateo entendió la lección y decidió controlarse para no volver a gritar sin pensarlo. Pero la aventura en el parque aún no había terminado... En un rincón del parque se encontraba una banda de música tocando hermosas melodías. A Mateo le encantaba la música y no pudo resistirse.

Se acercó corriendo hacia ellos y ¡sorpresa! Les gritó: "-¡Tocan re bien!"La banda detuvo su música sorprendida por el grito tan fuerte de la momia.

Papá rápidamente fue hacia él y lo tomó de la mano diciéndole: "-Mateo, querido hijo, sé que te emociona mucho la música pero debemos respetar el trabajo de los músicos. No es adecuado gritarles así. "Mateo finalmente entendió que sus gritos podían afectar a las personas y decidió cambiar su comportamiento.

A partir de ese día aprendió a expresar su emoción sin necesidad de gritar. La familia regresó a casa con una importante lección aprendida.

Aunque Mateo era una momia traviesa, entendió que gritarle a su papá o a cualquier otra persona no era la forma adecuada de comunicarse. Desde aquel día, Mateo se convirtió en el compañero perfecto para su familia.

Aprendió a controlar sus emociones y encontró nuevas formas de expresarse sin necesidad de asustar o lastimar a los demás. Y así, juntos, vivieron muchas aventuras llenas de risas y diversión. Mateo se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo, enseñándoles que siempre es mejor hablar con respeto y cariño.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado. ¡Nunca olvides que tus palabras pueden afectar a los demás!

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