El Secreto de Ouros



En la antigua Grecia, en lo más profundo del bosque, vivían las musas, guardianas de las artes y la creatividad. Una noche estrellada, Prometeo, el dios amigo de los humanos, llevó a su hijo recién nacido, Ouros, hasta ellas. 'Hijas de Mnemosine, os confío a mi amado hijo. Zeus decreta que todos los hijos de los dioses deben ser llevados al Olimpo, pero yo no deseo que mi pequeño sea convertido en un soldado. Por favor, cuidad de él y enseñadle el valor del conocimiento y la creatividad', dijo el dios mientras entregaba al bebé a las musas. Las musas, conmovidas por la determinación de Prometeo, prometieron ocultar al niño y criarle con amor y sabiduría.

A medida que Ouros crecía, iba descubriendo su amor por las artes y la música. Las musas le enseñaron a pintar con los colores del amanecer, a danzar con la brisa del atardecer y a componer canciones con el canto de los pájaros. Ouros se convirtió en un joven talentoso, conocido por entretener a los animales del bosque con sus melodías y por pintar los paisajes más bellos que los ojos de los dioses habían visto.

Pero Zeus, el poderoso rey del Olimpo, sospechaba que Ouros aún seguía con vida. Mandó a sus mensajeros a buscar al niño por todos los rincones de la tierra. Cuando las musas supieron de esto, decidieron que era hora de revelar la verdad a Ouros. 'Querido Ouros', le dijo Talía, la musa de la comedia, 'tú eres hijo de Prometeo, el amado amigo de los humanos, y Zeus desea convertirte en un soldado en el Olimpo'. Ouros, sorprendido, decidió que era tiempo de enfrentarse a su destino.

Con el amor y las enseñanzas de las musas, Ouros emprendió su viaje hacia el Olimpo. En su camino, encontró numerosos obstáculos, desde temibles criaturas míticas hasta engañosos desafíos. Pero Ouros no se rindió, haciendo uso de su ingenio, creatividad y bondad para superar cada prueba. Finalmente, llegó al Olimpo, donde Zeus le recibió con frialdad. 'Has venido a cumplir tu destino, joven Ouros', dijo el rey de los dioses.

Pero Ouros miró alrededor y vio que el Olimpo estaba lleno de tristeza y desolación. Los dioses, acostumbrados a la guerra y la competencia, habían olvidado la belleza de la creatividad y el amor por las artes. Ouros, inspirado por las enseñanzas de las musas, decidió mostrarles el valor de la música, la pintura y la danza. Con sus talentos, trajo alegría y luz al Olimpo, despertando en los dioses la chispa de la inspiración y el gozo de la creación.

Zeus, impresionado por la transformación que Ouros había provocado, reconoció su valentía y sabiduría. Decidió que Ouros no sería convertido en un soldado, sino que sería honrado como el guardián de la creatividad y el arte en el Olimpo. Desde entonces, el Olimpo se llenó de colores, risas y melodías, y todos los dioses aprendieron a apreciar la maravillosa magia de la creatividad.

Y así, Ouros, el hijo de Prometeo, se convirtió en un ejemplo para todos, demostrando que la verdadera fortaleza reside en el amor, la sabiduría y el poder transformador del arte.

FIN.

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