El secreto de Puchaina Diabla
Había una vez en un hermoso huerto, un aguacate llamado Puchaina Diabla. A diferencia de los demás aguacates, Puchaina tenía una piel más oscura y rugosa, lo que hacía que los otros frutos se burlaran de ella.
Un día, mientras Puchaina estaba en su rama, escuchó risitas provenientes de los demás árboles. Era la pera Margarita y el limón Carlitos que se estaban riendo de su apariencia. Puchaina sintió mucha tristeza y decidió alejarse del huerto.
Caminando por el bosque, Puchaina se encontró con Don Cerezo, un sabio árbol frutal que le dijo: "No permitas que las palabras hirientes de los demás te afecten, querida Puchaina. Eres única y especial tal como eres".
Estas palabras llenaron el corazón de Puchaina de valor y decidió regresar al huerto. Al volver al huerto, Puchaina notó que algo extraño estaba sucediendo. Los árboles frutales estaban secos y marchitos.
La manzana Rosita le explicó que desde que ella se fue, no ha llovido en el huerto y todos estaban preocupados. Puchaina recordó las palabras de Don Cerezo sobre ser única y especial.
Entonces tomó una decisión valiente: subió a lo más alto del árbol más grande del huerto y comenzó a bailar con gracia bajo el sol ardiente. Sus hojas rugosas brillaban con fuerza y sus raíces empezaron a vibrar.
De repente, nubes negras cubrieron el cielo y comenzaron a caer gotas de lluvia sobre el huerto sediento. Todos los árboles frutales celebraron emocionados mientras las raíces de Puchaina absorbían cada gota de agua para alimentar al suelo reseco. "¡Gracias, Puchaina Diabla! ¡Eres nuestra heroína!", exclamaron todos los árboles felices.
Desde ese día en adelante, Puchaina Diabla fue admirada por todos en el huerto.
Aprendieron a valorarla por su valentía y singularidad, enseñándoles una importante lección: nunca juzgar a alguien por su apariencia exterior porque lo realmente importante es lo que llevamos dentro. Y así, entre risas y abrazos sinceros, el huerto volvió a florecer gracias al coraje e inteligencia de un pequeño aguacate llamado Puchaina Diabla.
FIN.