El secreto de Sal y Rey
Había una vez, en una pequeña ciudad, dos hermanas llamadas Sal y Rey. Vivían juntas en un orfanato, donde compartían risas, juegos y sueños de una familia. Un día, mientras paseaban por el parque cercano, encontraron a un pequeño perrito callejero, temeroso y hambriento.
"¡Mirá, Rey! ¡Es tan lindo!" dijo Sal, acariciando al perrito.
"Sí, pero no podemos llevarlo al orfanato. No permiten animales", respondió Rey, con un tono de preocupación.
Aunque sabían que no podían quedárselo, la conexión con el perrito fue instantánea. Así que decidieron ocultarlo en un pequeño escondite detrás de unos arbustos en el parque. Todos los días, después de la escuela, las hermanas iban a visitarlo y llevarle comida.
Pasaron semanas de aventuras secretas, llenas de juegos y cariños. Ellas lo llamaron —"Nube" porque su pelaje era tan blanco como una nube en un día soleado.
Un día, tras una larga espera, recibieron la noticia de que finalmente habían sido adoptadas.
"¡Es maravilloso!", exclamó Sal.
"Sí, pero, ¿qué pasará con Nube?", cuestionó Rey, preocupada. Y es que su nuevo papá adoptivo, el Sr. Gómez, tenía alergia a los animales.
Decidieron que era mejor mantener a Nube oculto por un tiempo, hasta que se acostumbraran a su nueva vida. En su nuevo hogar, todo parecía perfecto, pero las hermanas estaban siempre nerviosas y con miedo de que descubrieran su secreto. Así, cada tarde, cuando el Sr. Gómez se iba a trabajar, escapaban al parque para jugar con Nube.
Un día, mientras jugaban en el parque, Sal se dio cuenta de que Nube estaba muy triste.
"No puede ser que viva así, escondido todo el tiempo", dijo Sal, angustiada.
"Tal vez deberíamos hablar con papá y explicarle que Nube es parte de nuestras vidas", sugirió Rey.
Tomaron valor y al día siguiente, con el corazón en la garganta, se sentaron con el Sr. Gómez.
"Papá, tenemos algo importante que decirte", comenzó Sal.
"Es sobre Nube…", continuó Rey, viendo la mirada de sorpresa en el rostro de su papá.
"Sabemos que sos alérgico, pero… Nube es parte de nosotras.¡Lo amamos!"
El Sr. Gómez las escuchó en silencio. Finalmente, habló con voz suave.
"Entiendo lo que sienten, pero voy a necesitar un poco de ayuda. Podríamos intentar tener a Nube, pero necesitaré un lugar especial donde él pueda estar, lejos de mi espacio. También hay medicación para mi alergia que puedo tomar. ¿Qué les parece?"
"¡Sí! ¡Eso sería increíble!", gritaron Sal y Rey al unísono.
Así, con un plan en marcha, trabajaron juntas para hacer de su hogar un lugar especial para Nube, donde estuviera cómodo y al mismo tiempo, donde el Sr. Gómez no tuviera ningún problema.
Los días pasaron, y Nube se convirtió en el compañero fiel de las hermanas. Juntos exploraban el jardín, jugaban en el parque y disfrutaban de innumerables aventuras. Con el tiempo, el Sr. Gómez venció su alergia y lo aceptó como parte de la familia.
Al final, las dos hermanas aprendieron que ser valientes y hablar sobre lo que sienten puede llevar a cambios maravillosos. Y lo más importante: el amor y la familia a veces requieren un poco de flexibilidad y comprensión.
Y así, Sal, Rey y Nube vivieron felices en su nuevo hogar, llenando sus días de amor y aventuras, siempre recordando que cuando se tiene un corazón valiente, cualquier desafío se puede superar.
FIN.