El secreto de Theo en la red


En un pequeño pueblo llamado Villa Alegre vivía Theo, un niño curioso y lleno de energía. Un día, su maestra le habló sobre la importancia de construir una identidad digital segura en internet.

Intrigado, Theo decidió explorar este mundo virtual por primera vez. Conectó su computadora y comenzó a buscar contenidos que le interesaban: dinosaurios, astronautas y cuentos de hadas. Pronto descubrió nuevas webs con juegos educativos y videos divertidos.

Estaba emocionado por todo lo que podía aprender y compartir en línea. Pero no todo era color de rosas en el mundo digital. En su travesía, Theo se encontró con diferentes tipos de personas.

Algunas eran amables y le enseñaron cosas nuevas, mientras que otras intentaban engañarlo o hacerle daño. Un día, mientras jugaba en una página web, recibió un mensaje de alguien desconocido que le pedía información personal.

Theo recordó lo que su maestra le había dicho sobre no compartir datos privados en internet y decidió ignorar esa solicitud. "Hola Theo, ¿cuál es tu nombre completo y dónde vives?" -preguntaba el mensaje. -Theo desconfiado respondió: "Lo siento, pero no puedo darte esa información".

-El extraño insistió: "No te preocupes, solo quiero ser tu amigo". -Theo sabiamente cerró la ventana del chat y bloqueó al desconocido. A medida que exploraba más sitios web, aprendió a distinguir entre lo bueno y lo malo en internet.

Descubrió comunidades virtuales donde compartió sus intereses con otros niños como él e incluso colaboró en proyectos creativos. Una tarde soleada, Theo recibió un correo electrónico felicitándolo por ganar un concurso de dibujo en línea. Estaba emocionado al ver su arte destacado frente a tantas personas.

Sin embargo, junto con la noticia llegaron comentarios negativos de algunos usuarios anónimos criticando su trabajo. "¡Tu dibujo es horrible! ¡Deberías dedicarte a otra cosa!" -decían los mensajes.

-Theo se sintió desanimado por un momento, pero recordó las palabras de aliento de sus padres: "No importa lo que digan los demás si estás orgulloso de tu esfuerzo". Decidió responder a los comentarios negativos con amabilidad y agradecimiento por tomarse el tiempo para escribirle.

Para su sorpresa, algunos usuarios cambiaron su actitud e incluso le pidieron disculpas por sus críticas hirientes. Theo comprendió entonces que en internet también existen oportunidades para crecer como persona y fortalecerse ante las adversidades.

Aprendió a cuidar su identidad digital como un tesoro invaluable que debía proteger con responsabilidad y valentía. Al final del día, Theo se acostó feliz sabiendo que había hecho nuevos amigos digitales sinceros y había superado los obstáculos con inteligencia emocional.

Con una sonrisa en el rostro y el brillo de la pantalla apagada, soñaba con seguir explorando este vasto universo virtual lleno de posibilidades infinitas para aprender y crear sin límites.

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