El Secreto de Tiara


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivía Tiara, una niña de 14 años con una imaginación muy grande.

Un día, la mamá de Tiara entró en su habitación y se llevó una gran sorpresa al ver a su hija vestida con pañales y ropita de bebé. - ¡Tiara! ¿Qué estás haciendo? -exclamó la mamá sorprendida. - Mamá, me gusta ser bebé. Me siento feliz así -respondió Tiara con una sonrisa tierna.

La mamá de Tiara no sabía cómo reaccionar ante esta revelación inesperada de su hija. Después de pensarlo un poco, decidió respetar los sentimientos de Tiara y comenzar a tratarla como a un bebé.

Le cambió el pañal, le dio biberón en su regazo y la hizo dormir en una cuna. Los días pasaban y Tiara se sentía cada vez más cómoda siendo tratada como un bebé por su mamá.

Solo gateaba por la casa y lloraba cuando necesitaba algo. La gente del pueblo comenzó a murmurar sobre la extraña situación, pero la mamá de Tiara seguía firme en su decisión de apoyar a su hija en lo que ella necesitaba para sentirse feliz.

Un día, mientras paseaban por el parque, Tiara vio a unos niños jugando felices juntos. Se acercó gateando lentamente hacia ellos y los observó con curiosidad. Los niños se acercaron a ella con curiosidad también.

- ¿Por qué te comportas como un bebé si eres grande? -preguntó uno de los niños. Tiara miró a los niños con ternura y les dijo: "Me gusta ser bebé porque me hace sentir protegida y amada".

Los niños asintieron comprensivos e invitaron a Tiara a jugar con ellos. Poco a poco, Tiara fue dejando atrás sus pañales y ropita de bebé para integrarse al grupo de amigos del parque.

Aunque seguía siendo cariñosa y tierna como siempre, ahora disfrutaba vivir nuevas aventuras junto a sus amigos. La mamá de Tiara observaba orgullosa cómo su hija había encontrado un equilibrio entre ser cuidada cuando lo necesitaba y disfrutar plenamente su etapa adolescente.

Comprendió que lo importante era apoyar los sueños e intereses individuales de cada persona para que puedan crecer felices y seguros consigo mismos.

Así, en Villa Feliz todos aprendieron que la verdadera magia está en aceptarnos tal como somos y respetar las elecciones personales que nos hacen felices, sin importar cuán diferentes puedan parecer al principio.

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