El secreto de Zara


Había una vez en el bosque encantado de Villa Menta, un grupo de amigas muy unidas: Luna la luna, Sol la estrella y Estela la mariposa. Ellas eran inseparables y siempre se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían.

Un día, llegó al bosque una nueva habitante: Zara la zorra. Desde el principio, Zara mostró ser muy astuta y simpática, lo que cautivó a las tres amigas.

Pronto empezaron a pasar mucho tiempo juntas y Zara parecía ser la mejor amiga que jamás hubieran tenido. Pero poco a poco, Luna comenzó a notar algo extraño en el comportamiento de Zara.

Parecía estar siempre pendiente de lo que las demás decían o hacían, y a veces soltaba comentarios hirientes disfrazados de piropos. A pesar de eso, tanto Sol como Estela no veían nada malo en Zara y le daban toda su confianza.

Un día, mientras paseaban por el claro del bosque, Luna escuchó a escondidas una conversación entre Zara y un búho llamado Bruno. "-Es increíble cómo esas tontas confían ciegamente en mí. Pronto podré tomar el control del bosque entero", susurraba Zara con una sonrisa maliciosa.

Luna quedó helada al escuchar esas palabras y corrió rápidamente a contarles a Sol y Estela lo que acababa de descubrir. Pero para su sorpresa, ellas se negaron a creerle e incluso insinuaron que tal vez Luna estaba celosa de la nueva amistad con Zara.

Decidida a demostrar la verdad, Luna ideó un plan para exponer a Zara frente a todas las criaturas del bosque.

Con la ayuda de algunos amigos como Pedro el picaflor y Martina la ardilla, lograron capturar en video los actos traicioneros de Zara. Finalmente, llegó el momento crucial en el claro del bosque donde Luna reproduciría el video ante todos. Las lágrimas brotaron de los ojos de Sol y Estela al ver la verdadera cara de su —"amiga"  Zara.

Esta última intentó justificarse con mentiras pero ya era demasiado tarde. Las criaturas del bosque no tardaron en darle la espalda a Zara quien avergonzada huyó sin mirar atrás.

Sol y Estela se acercaron tímidamente hacia Luna para pedir disculpas por haber dudado de ella. "-Perdón por no haberte creído antes... gracias por abrirnos los ojos", dijeron arrepentidas.

Desde ese día, las tres amigas fortalecieron aún más su vínculo basado en la confianza mutua y aprendieron que no todo lo que brilla es oro; algunas personas pueden tener doble cara como aquella zorra falsa llamada Zara.

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