El secreto del arcoíris perdido
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas y praderas, un niño llamado Tomás, quien vivía con su abuela, Doña Lola.
Tomás estaba pasando por un momento difícil, ya que extrañaba mucho a su mamá, quien había tenido que viajar lejos por un tiempo. Esto lo ponía de mal humor, haciéndolo comportarse de manera desagradable. No le gustaba hacer sus tareas ni lavarse los dientes, y siempre respondía de mala manera a su abuela.
A pesar de los esfuerzos de Doña Lola por entenderlo y ayudarlo, Tomás continuaba con su actitud desafiante. Un día, mientras Tomás estaba enojado y triste, su abuela decidió llevarlo a dar un paseo por el bosque cercano.
Mientras caminaban, se encontraron con un arcoíris brillante y hermoso que parecía tocar el suelo en un punto cercano. Tomás, sorprendido, preguntó a su abuela acerca de ese arcoíris. Doña Lola, sonriendo con misterio, le explicó que ese arcoíris escondía un secreto mágico.
Tomás, intrigado, decidió seguir el arcoíris y descubrir su misterio. Durante su aventura, Tomás enfrentó varios desafíos y obstáculos que lo pusieron a prueba. Aprendió a trabajar en equipo, a enfrentar sus miedos y a tener paciencia.
Finalmente, llegaron a una cascada donde el arcoíris tocaba el suelo. Allí, encontraron un viejo cofre cubierto de musgo. Al abrirlo, descubrieron que dentro se encontraba un espejo mágico que reflejaba los verdaderos sentimientos de las personas.
Tomás se miró en el espejo y vio su propia tristeza y enojo reflejados. Comprendió que debía cambiar su actitud. Doña Lola le explicó que todos tenemos momentos difíciles, pero lo importante es cómo elegimos enfrentarlos.
Tomás decidió que quería ser más amable y comprensivo, y agradeció a su abuela por estar siempre a su lado. De regreso a casa, Tomás se lavó los dientes sin protestar y se sentó a hacer sus tareas con entusiasmo. Cuando su mamá regresó, lo encontró sonriente y dispuesto a compartir sus experiencias.
Tomás entendió que aunque extrañaba mucho a su mamá, siempre tendría el amor y el apoyo de su abuela.
A partir de ese día, Tomás se esforzó por ser un niño amable y considerado, dispuesto a enfrentar cualquier desafío con valentía y alegría, recordando que en los momentos difíciles, la verdadera magia surge al elegir ser una persona mejor.
FIN.