El secreto del beso feliz



En un pequeño pueblo en la provincia de Buenos Aires, vivía Tomás, un niño que siempre andaba con cara de enojo.

A Tomás no le gustaba dar besos a sus papás, siempre rezongaba por todo y parecía que no quería ser feliz. Sus papás estaban muy preocupados por él y decidieron buscar una solución. Un día, su mamá le contó sobre el secreto del beso feliz.

-Tomás, ¿sabías que cada vez que das un beso a tus papás, se forma un corazón en el aire que llena sus corazones de alegría? -le dijo su mamá con una sonrisa. Tomás frunció el ceño, un tanto escéptico. -Eso no puede ser verdad, mamá. -respondió.

Pero su mamá siguió explicándole cómo los besos podían cambiarlo todo. Intrigado, Tomás decidió probar si el secreto del beso feliz era real.

Al día siguiente, cuando sus papás se acercaron para darle un beso de despedida, Tomás los miró y lentamente les dio un beso en la mejilla. Al instante, vio cómo un brillante corazón se formaba en el aire, y en los ojos de sus papás brillaba una chispa de alegría. Sorprendido, Tomás sonrió y corrió hacia la escuela.

A lo largo de la semana, Tomás siguió dando besos a sus papás, y cada vez que lo hacía, el amor entre ellos crecía. Además, notó que su mal humor comenzaba a desaparecer.

A medida que Tomás iba descubriendo el verdadero poder de un beso lleno de amor, su actitud cambió por completo. Dejó de rezongar, empezó a sonreír más y se dio cuenta de que sí quería ser feliz.

Finalmente, entendió que el secreto del beso feliz no solo llenaba de alegría a sus papás, sino que también lo hacía sentirse mejor a él. Tomás había descubierto que el amor y la felicidad están en los gestos simples y en el cariño que damos a los demás.

Desde ese día, Tomás se convirtió en el niño más cariñoso y alegre del pueblo, siempre dispuesto a compartir el secreto del beso feliz con todos. Y así, la magia de los besos transformó para siempre la vida de Tomás y de su familia.

FIN.

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