El secreto del Bosque Brillante
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, había un bosque que todos conocen como el Bosque Brillante. Este lugar mágico estaba lleno de criaturas extraordinarias y árboles que hablaban. Sin embargo, nadie se atreví a entrar debido a que se decía que aquellos que entraban, nunca volvían. Pero, un día, una niña llamada Lía, llena de curiosidad y valentía, decidió que era hora de descubrir la verdad.
"¡Mamá! Voy a ir al Bosque Brillante!" - grita Lía, saltando de alegría.
"¡No, cariño! Nadie debe ir allí. Es peligroso." - responde su madre con preocupación.
Pero Lía no se detuvo. Al día siguiente, amaneció con el sol brillando y una determinación en su corazón. Preparó una mochila con una botella de agua, un bocadillo y su fiel libro de cuentos. Con un último vistazo a su hogar, se adentró en el bosque.
Al principio, el bosque parecía oscuro y tenebroso, pero al paso de unos metros, comenzó a escuchar risas y melodías. Pronto, se encontró con un grupo de hadas luminosas que danzaban entre las flores.
"¡Hola, pequeña!" - dijo una de las hadas, revoloteando alrededor de Lía. "¿Por qué has venido a nuestro hogar?"
"Quiero saber por qué la gente dice que este bosque es peligroso!" - respondió Lía, llena de entusiasmo.
Las hadas se miraron entre sí y la más vieja, llamada Aureliana, dijo:
"El bosque es mágico, pero también protector. Hemos hecho que la gente que viene aquí se pierda porque no están listos para ver la belleza que realmente tenemos."
Lía, sorprendida, preguntó:
"¿Qué belleza? Yo quiero verla!"
Aureliana sonrió y dijo:
"Tal vez, tú seas la elegida que puede ayudar a nuestro hogar. Ven, síguenos."
Las hadas llevaron a Lía a un claro iluminado por millones de luces, donde un árbol gigante se alzaba en el centro. Era el Árbol de los Sueños.
"Este árbol puede cumplir deseos, pero necesita energía de amor y valentía para crecer. Sin eso, perderá su magia y, con él, toda la vida en el bosque."
Lía miró el árbol y notó que algunas de sus hojas estaban marchitas.
"¿Cómo puedo ayudar?" - preguntó con determinación.
Las hadas le explicaron que debía encontrar tres objetos mágicos ocultos en el bosque: el Corazón de la Amistad, la Estrella de la Esperanza y la Pluma de la Valentía. Solo así podría revitalizar el árbol.
"¿Dónde encuentro esos objetos?" - preguntó Lía.
"Cada uno está custodiado por una criatura mágica que probara tu corazón. Primero busca al Guardián de la Amistad. Él te dirá dónde está el Corazón."
Lía se adentró más en el bosque buscando al Guardián. Después de un rato, encontró a un dulce conejo llamado Binky, quien la miró con ojos grandes y tiernos.
"Hola, pequeña viajera. Para obtener el Corazón de la Amistad, debes resolver un acertijo. ¿Estás lista?"
"Sí, ¡dime!" - respondió Lía emocionada.
Binky le dijo:
"¿Qué es algo que crece más fuerte cuando menos se acerca, pero vive por siempre en los corazones?"
Después de pensarlo un momento, Lía contestó:
"La amistad!"
Binky sonrió y le dio el Corazón de la Amistad en forma de una hermosa piedra.
"Ahora, ve a buscar la Estrella de la Esperanza. Ella te espera en la cima de la Montaña de los Sueños."
Lía, agradecida, se dirigió hacia la montaña. Allí se encontró con un aguilucho llamado Astra, que le dijo:
"Para conseguir la Estrella, deberás demostrar que tienes esperanza. Debes ayudar a alguien en apuros."
De pronto, escuchó un llanto. Era un pajarito atrapado en un arbusto espinoso. Sin dudarlo, Lía se acercó y, con mucho cuidado, lo liberó.
"¡Gracias, gracias!" - chirrió el pajarito. "Toma esta estrella, es tuya por tu bondad."
Lía recibió la Estrella de la Esperanza y continuó su viaje hasta encontrar al último guardián, un viejo y sabio búho llamado Sabio.
"Ahora que tienes el Corazón de la Amistad y la Estrella de la Esperanza, necesitarás una muestra de valentía para conseguir la Pluma de la Valentía."
Lía se sintió un poco asustada, pero sabía que debía ser valiente. Siguió al búho que la llevó a un lugar donde el río era muy caudaloso.
"Atrévete a cruzar usando tu valentía. No te preocupes, aquí estaré para guiarte."
Sin pensarlo mucho, Lía se lanzó a cruzar. El agua fría la rodeaba, pero recordó lo que había hecho por el pajarito y su determinación creció. Al llegar al otro lado, el búho aplaudió con sus alas y le entregó la Pluma.
"Has demostrado tu valentía, pequeña. Ahora vuelve al Árbol de los Sueños."
Con los tres objetos en manos, Lía llegó al árbol. Las hadas la rodearon, y juntas, colocaron los objetos en el tronco del árbol.
Al instante, comenzó a brillar intensamente. Las hojas marchitas renovaron su color y el bosque cobró vida. Las criaturas comenzaron a danzar con alegría.
"Gracias, Lía. Has traído de vuelta la felicidad al bosque. Nunca olvidaremos tu valentía, amistad y esperanza." - dijo Aureliana.
Lía sonrió, y sintió un gran amor por el bosque. Había aprendido que, a veces, enfrentar nuestros miedos puede traer maravillas.
Antes de irse, Lía se despidió de sus nuevas amigas.
"Prometo regresar y contarles a todos sobre la magia que hay aquí!" - dijo emocionada.
Y así, Lía volvió a su hogar con un corazón lleno de amor y nuevas amistades. Desde ese día, Arcoíris ya no temió al Bosque Brillante. Todos aprendieron a cuidar de los árboles y las criaturas, y Lía se convirtió en la guardiana de la magia del bosque.
El bosque no solo era un lugar de maravillas, sino un símbolo de valentía y amistad, recordándole a todos que la verdadera magia reside dentro de nosotros mismos.
FIN.