El secreto del bosque encantado


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque, donde vivía Martín, un niño curioso y amante de la naturaleza. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con el viejo Serafín, el guardián del bosque. Serafín era un hombre sabio que conocía todos los secretos del bosque y sus habitantes. Martín se acercó a él y le preguntó:

- ¿Cómo puedo ayudar a cuidar el bosque, Serafín? Quisiera hacer algo para que siga siendo tan bello como lo es ahora.

Serafín sonrió y le dijo:

- Hay un secreto que debes aprender, Martín. Ven conmigo.

Serafín llevó a Martín a una pequeña clarecita en medio del bosque, donde le enseñó a sembrar un árbol. Martín escuchaba atentamente cada palabra del sabio guardián, y con cuidado plantó una semilla de árbol. Serafín le explicó la importancia de cuidarla, regarla y protegerla. Pasaron los días y Martín regresaba cada mañana a la clarecita para asegurarse de que su árbol creciera fuerte y sano.

Un día, mientras Martín cuidaba su árbol, escuchó un susurro entre las ramas. Se acercó y descubrió que los árboles del bosque estaban hablando. Le contaron que estaban preocupados por un incendio que se había desatado en la zona. Martín, alarmado, corrió a encontrar a Serafín.

- Serafín, los árboles me dijeron que hay un incendio en el bosque, ¡debemos hacer algo!

Serafín tomó la mano de Martín y juntos corrieron al pueblo para avisar a los habitantes. Con la ayuda de todos, lograron apagar el incendio y salvar el bosque. Desde entonces, Martín siguió sembrando árboles y enseñando a otros la importancia de cuidar el bosque. Y cada vez que regresaba a la clarecita, podía escuchar la risa alegre de los árboles, agradecidos por el amor y cuidado que Martín les brindaba.

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