El Secreto del Bosque Encantado



En un pequeño pueblo rodeado de montañas, había un bosque que todos conocían como el Bosque Encantado. Los ancianos del pueblo decían que en su interior se escondían secretos que solo los más valientes podían descubrir. Una tarde, Clara, una niña curiosa de diez años, decidió que era hora de explorar ese lugar. Con su mochila llena de galletas, un cuaderno y un lápiz, se adentró en el bosque, sin saber lo que le esperaba.

Al caminar entre árboles altos y senderos cubiertos de hojas, escuchó un susurro. "¿Alguien está ahí?"- preguntó Clara, sobresaltada. Pero no obtuvo respuesta. Siguió caminando hasta que encontró un puente de madera cubierto de musgo. En el final del puente, había una pequeña ardilla que la observaba con atención. "Hola, amiga ardilla, ¿sabes algo sobre este lugar?"- le preguntó Clara. La ardilla hizo un guiño y comenzó a correr por el puente.

Clara decidió seguirla, intrigada. Al llegar al final del puente, se encontró en un claro iluminado. En el centro, había una enorme roca que brillaba con un misterioso color azul. Clara se acercó, pero antes de tocarla, escuchó una voz suave. "¿Por qué quieres tocar la roca?"- era un viejo árbol que se alzaba justo al lado de la roca. "Quiero descubrir sus secretos. Siempre he oído historias sobre este lugar, y me gustaría conocerlas"- respondió Clara.

"Cada persona que se acerca a la roca tiene un deseo profundo en su corazón. Eso es lo que la roca cuida, pero recuerda, no todos los deseos son fáciles de cumplir. ¿Estás segura de que deseas saber más?"- preguntó el árbol.

Clara asintió con la cabeza, decidida. El árbol movió sus ramas, y de repente, la roca comenzó a brillar más intensamente. Clara cerró los ojos. Cuando los abrió, se encontró en un mundo diferente, lleno de colores vibrantes y criaturas mágicas.

"Bienvenida, Clara, al Reino de los Deseos"- dijo una mariposa de grandes alas. "Aquí, tus deseos pueden volar como el aire, pero solo si son sinceros y desinteresados"-.

Clara, emocionada, comenzó a explorar este nuevo mundo. Conoció a un dragón llamado Fuego, que soñaba con ser un gran pintor, y a una princesa que solo quería que todos en su reino fueran felices. "Yo también tengo un deseo"- dijo Clara. "Quiero ayudar a todos a cumplir sus sueños"-.

Fuego se miró a sí mismo, dudando. "Pero soy solo un dragón pintor, ¿qué puedo hacer?"-

"Podemos crear una obra maestra juntos"- sugirió Clara. Así que juntos comenzaron a pintarle al mundo sus sueños y esperanzas, creando un mural que reflejaba la alegría y la unión de todos.

Sin embargo, a medida que pintaban, Clara notó algo extraño. La roca comenzó a oscurecerse y el cielo se tornó gris. "¿Qué está pasando?"- preguntó asustada.

"Nuestros deseos se están desvaneciendo porque no estamos trabajando en conjunto"- respondió la mariposa. Clara pensó y se dio cuenta de que había estado demasiado centrada en sus propios deseos.

"Debemos pensar en los demás, en cómo podemos ayudar a todos"- dijo Clara con firmeza. Junto a Fuego y la princesa, comenzaron a pensarlo en conjunto, recapitulando no solo sus sueños, sino también los de cada criatura que conocían.

Cuando trabajaron con el deseo de todos, la roca volvió a brillar con fuerza. "¡Lo logramos!"- gritaron juntos. La vida en el Reino de los Deseos floreció, y Clara se sintió más feliz que nunca.

De pronto, el árbol apareció de nuevo. "Has aprendido una gran lección, Clara. Los deseos compartidos siempre serán más que la suma de sus partes"- dijo el árbol. La niña sonrió, llena de agradecimiento.

"Ahora sé que cuidar los sueños de los demás es lo más valioso"- respondió, y en un parpadeo, regresó al bosque.

Desde aquel día, Clara nunca dejó de visitar a sus amigos del otro lado del bosque, ayudando a hacer sus sueños realidad, porque descubrió que el secreto más grande del Bosque Encantado no era la roca, sino la amistad y el apoyo mutuo. Y así, Clara se convirtió en una pequeña heroína, recordándole a todos que un deseo sincero, cuando se comparte, se transforma en magia.

FIN.

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