El secreto del castillo encantado



Había una vez en un lejano reino, un castillo encantado que se erguía majestuoso en lo alto de una colina.

Todos los habitantes del pueblo cercano evitaban acercarse a él, pues decían que por las noches se escuchaban aullidos de una bruja malvada que habitaba en su interior. Un día, un valiente niño llamado Martín decidió desafiar los rumores y adentrarse en el castillo para descubrir la verdad.

Armado con su linterna y su valentía, se aventuró por los oscuros pasillos del castillo mientras los aullidos resonaban a su alrededor. Al llegar al salón principal, Martín se encontró con la sorpresa de que no había ninguna bruja malvada, sino una anciana triste y solitaria que vivía allí.

La anciana le contó a Martín que había sido desterrada de su pueblo muchos años atrás por ser diferente, y desde entonces vivía sola en el castillo. "¿Por qué todos me temen?", preguntó la anciana con voz temblorosa.

"No deberían temerte", respondió Martín con ternura. "Todos somos diferentes y eso nos hace especiales". Martín decidió quedarse junto a la anciana para hacerle compañía y juntos empezaron a limpiar el castillo y arreglarlo.

Con el tiempo, el lugar volvió a cobrar vida y se convirtió en un hogar cálido y acogedor. Una noche, mientras compartían una cena frente a la chimenea encendida, la anciana miró a Martín con gratitud en sus ojos.

"Gracias por mostrarme que no todos los rumores son ciertos", dijo emocionada. "Gracias a ti por enseñarme que la verdadera valentía está en ayudar a los demás", respondió Martín sonriendo.

Desde ese día, el castillo dejó de ser un lugar tenebroso para convertirse en un símbolo de amistad y solidaridad. Los habitantes del pueblo comenzaron a visitarlo e incluso organizaron fiestas allí.

Y así, gracias al coraje y bondad de Martín, el castillo encantado dejó atrás sus días oscuros para llenarse de luz y alegría. Y la antigua bruja solitaria encontró finalmente el hogar y la familia que tanto anhelaba.

FIN.

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