El secreto del diente flojo



Emmita estaba emocionada porque su primer diente se movía cada vez que comía una manzana o mordía un caramelo. Sabía que pronto lo perdería y eso la hacía sentir grande y valiente.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Emmita sintió algo extraño en su boca. Se tocó el diente y notó que estaba más flojo que nunca.

Corrió hacia su mamá para contarle la noticia:- ¡Mamá, mi dientito está por caerse! -exclamó Emmita con alegría. - ¡Qué emoción! Ya eres toda una niña grande -respondió su mamá sonriendo-. ¿Quieres que te ayude a sacarlo? Pero Emmita quería hacerlo sola.

Así que agarró una manzana del bolso de su mamá y empezó a morderla con fuerza, esperando que el diente saliera volando. Pero no tuvo éxito. - Tranquila, Emmita -dijo uno de sus amigos acercándose-. Yo perdí mi primer diente hace poco tiempo y sé cómo ayudarte.

El amigo le explicó a Emmita cómo había hecho él para sacar su propio diente: atarse un hilo alrededor del mismo y tirar con fuerza. Al principio a Emmita le dio miedo pero después de pensarlo un rato decidió intentarlo.

Ataron el hilo alrededor del pequeño diente flojo mientras todos los amigos miraban expectantes. Entonces, cerrando los ojos muy fuerte, tiró con todas sus fuerzas... Y nada pasó. De repente, escucharon una risita detrás de ellos.

Era el abuelo de Emmita que había estado observando todo el tiempo. - ¿Qué están haciendo, chicos? -preguntó entre risas. Emmita explicó lo que estaba pasando y su abuelo sonrió con ternura:- ¿Quieres saber mi secreto para sacar los dientes flojos? -dijo él-.

Es muy fácil: un buen mordisco a una manzana bien madura. Emmita no se lo creyó al principio pero decidió intentarlo. Tomó la manzana más grande del bolso de su mamá y le dio un mordisco fuerte...

Y entonces sintió cómo su diente salía volando. Todos aplaudieron mientras Emmita reía emocionada. Había perdido su primer diente y se sentía muy orgullosa de sí misma.

Esa noche, antes de dormir, Emmita puso su pequeño diente bajo la almohada y esperó a que el hada de los dientes viniera por él. Y aunque se durmió rápido, soñó con todas las aventuras que vendrían ahora que era una niña grande.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!