El secreto del duende Filucho


En un pequeño pueblo llamado Villa Limpieza, vivía una niña llamada Lola a quien le encantaba jugar y explorar todo el día. Lola era muy curiosa y siempre estaba inventando juegos nuevos para divertirse.

Un día, mientras Lola jugaba en el parque con sus amigos, vio a su abuela Marta caminando hacia ella con una sonrisa en el rostro. Abuela Marta era conocida en todo el pueblo por ser muy sabia y cariñosa.

"Hola, mi querida Lola", dijo abuela Marta con alegría. "¡Hola abuela! ¿Qué traes para mí hoy?", preguntó Lola emocionada. Abuela Marta sacó de su bolso un libro de cuentos y se lo entregó a Lola.

El libro tenía dibujos coloridos de animales bailando y cantando. "Este libro me lo regaló tu mamá cuando era pequeña. Me gustaría que te lo quedes ahora", dijo la abuela con ternura. Lola abrazó a su abuela con cariño y comenzó a hojear el libro con entusiasmo.

De repente, una página llamó su atención: era un cuento sobre la importancia de lavarse las manos correctamente. "¿Por qué es tan importante lavarse las manos, abuela?", preguntó Lola con curiosidad.

La abuela Marta se sentó junto a ella en un banco del parque y comenzó a contarle una historia: Hace mucho tiempo, en Villa Limpieza, había un duende travieso llamado Filucho. A Filucho le encantaba jugar en el bosque sin preocuparse por nada más.

Un día, mientras correteaba entre los árboles, se encontró con una fuente mágica que brillaba intensamente. Sin pensarlo dos veces, metió sus manitas sucias en el agua cristalina y siguió jugando como si nada hubiera pasado.

Lo que Filucho no sabía era que esa agua mágica estaba llena de gérmenes peligrosos que podían enfermarlo gravemente si no se lavaba las manos adecuadamente. Al pasar los días, Filucho empezó a sentirse débil y cansado sin entender por qué.

Un hada amiga de Filucho notó su tristeza y decidió ayudarlo. Le explicó la importancia de lavarse las manos antes de comer o después de estar en lugares sucios para mantenerse sano y fuerte.

Desde ese día, Filucho aprendió la lección y se convirtió en el duende más limpio y saludable de todo Villa Limpieza.

Lola escuchaba atentamente cada palabra de la historia de su abuela Marta e imaginaba al travieso duende Filucho corriendo por el bosque aprendiendo sobre higiene personal. "Entonces, ¿debo lavarme las manos como Filucho para mantenerme sana?", preguntó Lola reflexiva. "Exactamente querida", respondió la abuela Marta sonriente. "El lavado correcto de manos es fundamental para prevenir enfermedades y mantenernos saludables".

Desde ese día, Lola incorporó una nueva rutina a sus actividades diarias: antes de cada comida o después de jugar fuera de casa, corría al baño para lavarse cuidadosamente las manos como hacía Filucho en la historia.

Con el tiempo, todos los niños del pueblo siguieron el ejemplo de Lola gracias a la enseñanza valiosa que les transmitió su abuelita Marta sobre la importancia del lavado adecuado de manos para cuidar su salud.

Y así fue cómo Villa Limpieza se convirtió en un lugar donde todos los habitantes disfrutaban jugando seguros y felices gracias a sus rutinas diarias ¡y recordaban siempre seguir los consejos del travieso pero sabio duende Filucho!

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