El secreto del jardín de Romanella


Había una vez en un jardín muy colorido y lleno de risas, una nena llamada Romanella. Ella era una niña muy curiosa y alegre, pero se sentía un poco triste porque no tenía amigos con quien jugar.

Un día, mientras observaba a los demás niños correr y reír juntos, Romanella decidió que quería hacer nuevos amigos. Así que se acercó a un grupo de niños que estaban jugando con una pelota.

"¡Hola! Soy Romanella, ¿puedo jugar con ustedes?" -preguntó tímidamente. Los niños la miraron sorprendidos al principio, pero luego sonrieron y le dijeron que sí. Desde ese momento, Romanella comenzó a disfrutar de la compañía de sus nuevos amigos en el jardín.

Jugaban a las escondidas, saltaban en el arenero y hasta inventaron su propio juego de carreras. Romanella estaba feliz por haber dado el primer paso para hacer amigos y se dio cuenta de lo divertido que era compartir momentos con ellos.

Pero un día, cuando llegó al jardín, notó que sus amigos no estaban allí. Se sintió un poco desanimada al principio, pero decidió buscarlos por todo el lugar.

Después de un rato buscando entre los árboles y columpios, finalmente encontró a sus amigos en un rincón del jardín. "¿Qué están haciendo aquí solos?" -preguntó Romanella preocupada. Sus amigos le explicaron que estaban discutiendo porque no podían ponerse de acuerdo sobre qué juego jugar esa tarde.

Fue entonces cuando Romanella tuvo una idea brillante. Propuso organizar un torneo con diferentes juegos para que todos pudieran participar y divertirse juntos.

Sus amigos aceptaron emocionados la propuesta y pronto estaban compitiendo en carreras de sacos, lanzamiento de pelotas y muchas otras pruebas divertidas. Al final del día, todos estaban agotados pero felices por haber compartido momentos inolvidables juntos. Romanella se dio cuenta de lo importante que era la amistad y cómo trabajar en equipo podía resolver cualquier problema.

Desde ese día, Romanella ya no se sentía sola en el jardín. Tenía a sus maravillosos amigos con quienes reír, jugar e imaginar mil aventuras más.

Y así fue como esta valiente nena descubrió que siempre hay maneras creativas de hacer nuevos amigos y disfrutar al máximo cada momento compartido junto a ellos.

Dirección del Cuentito copiada!