El secreto del jardín feliz



Había una vez en un jardín de infantes muy especial, donde todos los niños jugaban y se divertían juntos. Pero un grupo de amigos, Tomás, Sofía y Mateo, siempre desobedecían las reglas y causaban problemas.

Un día, la maestra Clara les advirtió: "Chicos, es importante que respeten las reglas del jardín para poder jugar de manera segura y feliz". Pero ellos no le hicieron caso y continuaron comportándose mal.

Un viernes por la tarde, mientras jugaban en el patio del jardín, Tomás tuvo una idea traviesa. "Vamos a treparnos al árbol prohibido", dijo emocionado. Sofía y Mateo lo miraron con entusiasmo y sin dudarlo siguieron a su amigo.

Subieron al árbol con risas y gritos de emoción. Pero de repente, una rama se rompió bajo los pies de Tomás y cayó al suelo lastimándose el tobillo. Sofía y Mateo se asustaron mucho al ver a su amigo herido.

La maestra Clara corrió hacia ellos para ayudar a Tomás. Mientras lo llevaba a la enfermería, les dijo seriamente: "Esto pasó porque decidieron ignorar las reglas. Es importante seguir las indicaciones para evitar accidentes".

Los tres amigos se sintieron muy arrepentidos por lo que habían hecho. Durante el fin de semana, Tomás tuvo que estar en reposo por su tobillo lastimado mientras reflexionaba sobre lo ocurrido.

El lunes siguiente, cuando volvieron al jardín, los tres amigos se acercaron a la maestra Clara para disculparse sinceramente por su comportamiento anterior. "Lo sentimos mucho por desobedecer las reglas", dijeron avergonzados. La maestra Clara los miró con ternura y les explicó: "Todos cometemos errores, lo importante es aprender de ellos".

Les propuso hacer una actividad especial en la que debían trabajar en equipo siguiendo todas las reglas del jardín. Durante esa semana, Tomás, Sofía y Mateo colaboraron juntos siguiendo cada indicación al pie de la letra.

Descubrieron que cumplir con las reglas no solo era seguro sino también divertido porque podían disfrutar plenamente de sus juegos sin preocupaciones ni riesgos.

Desde ese día en adelante, los tres amigos se convirtieron en ejemplo para los demás niños del jardín al respetar siempre las reglas establecidas. Aprendieron que la obediencia no limita la diversión sino que garantiza momentos felices y seguros para todos.

Y así fue como Tomás, Sofía y Mateo comprendieron la importancia de respetar las reglas gracias a una lección inesperada pero necesaria que transformó su actitud para siempre en el jardín de infantes.

FIN.

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