El secreto del juego limpio



Había una vez en el océano un equipo de calamares muy talentosos que siempre ganaban en la competición de waterpolo. Los calamares eran rápidos, ágiles y tenían una gran coordinación que los hacía imbatibles en el agua.

Sin embargo, un día los tiburones descubrieron que los calamares estaban haciendo trampa para ganar. Los tiburones se enfurecieron al enterarse de la trampa de los calamares.

Habían sido desleales y eso no era justo para los demás equipos que competían limpiamente. Los tiburones decidieron tomar cartas en el asunto y buscar una solución para detener las trampas de los calamares.

Al año siguiente, cuando comenzó la nueva temporada de waterpolo, un tiburón llamado Mateo decidió infiltrarse en el equipo de calamares. Mateo quería demostrarles a los calamares que no estaba bien hacer trampas y enseñarles el valor del juego limpio y la honestidad.

Los calamares recibieron a Mateo en su equipo con entusiasmo, sin sospechar sus verdaderas intenciones. Durante los entrenamientos, Mateo les mostraba a los calamares nuevas técnicas y estrategias para mejorar su juego, pero también les hablaba sobre la importancia de jugar limpio y respetar a sus oponentes.

"Chicos, sé que quieren ganar, pero hacer trampas no es la manera correcta. El verdadero valor está en esforzarse al máximo, jugar con honor y respetar a nuestros rivales", les decía Mateo a los sorprendidos calamares.

Poco a poco, los calamares comenzaron a darse cuenta del error que habían cometido al hacer trampa. Se sintieron avergonzados por su comportamiento deshonesto y decidieron cambiar su actitud.

Con la ayuda de Mateo, aprendieron a jugar con fair play y recuperaron la confianza en sí mismos sabiendo que podían ganar sin necesidad de recurrir a trampas. Llegó el día del partido decisivo contra los tiburones, quienes estaban ansiosos por vengarse de las trampas pasadas.

Pero esta vez, los calamares entraron al agua con determinación y espíritu deportivo. Jugaron limpio, trabajaron en equipo y dieron lo mejor de sí mismos.

Al final del partido, aunque fue reñido hasta el último segundo, fueron los calamares quienes salieron victoriosos gracias a su esfuerzo honesto y dedicación al juego limpio. Los tiburones reconocieron la valentía y cambio positivo en los calamares e hicieron las paces con ellos.

Desde ese día en adelante, tanto tiburones como calamares compitieron en armonía y respeto mutuo, recordando siempre la lección aprendida: que lo más importante no es solo ganar sino cómo se juega el juego.

FIN.

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