El Secreto del Mazahua



En la región montañosa del Estado de México, dos escuelas primarias, la Escuela Pedro Martínez y la Escuela Luz de Esperanza, compartían un mismo sueño: preservar el mazahua, la lengua indígena que sus abuelos hablaban. En la Escuela Pedro Martínez, los alumnos estaban liderados por su maestra, la señora Marcela, quien siempre contaba historias sobre las tradiciones mazahuas.

"Hoy aprenderemos algunas palabras en mazahua!" - dijo la señora Marcela sonriendo.

Los niños, emocionados, se reunieron cerca de la pizarra.

"¿Qué palabra vamos a aprender primero?" - preguntó Miguelito, un niño con una gorra azul.

"La palabra ‘juatzin’, que significa ‘gato’. ¿Alguien sabe cómo se dice gato en mazahua?" - La maestra señaló a Claudia, quien levantó la mano con fuerza.

"¡Juatzin!" - exclamó Claudia, feliz de poder participar.

Mientras tanto, en la Escuela Luz de Esperanza, el maestro David preparaba a sus alumnos para un evento especial: un festival en el que cada escuela mostraría su cultura y tradiciones.

"Vamos a representar una danza tradicional mazahua y cantar en nuestra lengua. ¿Cómo se sienten?" - preguntó el maestro David.

"¡Yo quiero bailar!" - grito Esteban, saltando de emoción.

Pero no todo era fácil. La señora Marcela y el maestro David habían notado que muchos chicos de su comunidad preferían hablar español y se sentían inseguros al usar el mazahua. Ambos maestros decidieron organizar un concurso de conocimiento sobre la lengua, donde los ganadores recibirían un hermoso libro sobre la cultura mazahua.

"La lengua es nuestra herencia y debemos cuidarla. ¿Qué dicen?" - propuso la señora Marcela en una reunión con su colega.

"¡Es una gran idea! Puede inspirar a los chicos a aprender más sobre su historia." - respondió el maestro David, decidido a llevar la idea a cabo.

Los días pasaron y los estudiantes practicaron con entusiasmo. Los de la Escuela Pedro Martínez se reunían después de clases para enseñarse unos a otros.

"Si decimos ‘nishi’, significa ‘el sol’, entonces podemos hacer un juego con palabras relacionadas!" - sugirió María.

"¡Sí! Cada vez que digamos una palabra en mazahua, debemos imitar lo que significa" - dijo Lucas, riendo.

Llegó el día del festival y ambas escuelas estaban listas. Al inicio, el maestro David tomó el micrófono y saludó a todos.

"Bienvenidos sean a nuestra celebración de la cultura mazahua. Aprenderemos juntos, así como lo hicimos este mes."

Los chicos de la Escuela Pedro Martínez presentaron su danza, mientras los de la Escuela Luz de Esperanza mostraron su talento cantando en mazahua. El público aplaudía con entusiasmo. Pero cuando llegó el momento del concurso de conocimiento, ambos grupos se dieron cuenta de que eran rivales, pero también amigos.

"¡Que gane el mejor equipo! Eso es lo importante, amigos." - exclamó Esteban, extendiendo la mano a Miguelito, quien lo miró sorprendido.

"¿Amigos?" - sonrió Miguelito y aceptó el apretón de manos.

Con el nombre de cada equipo anotado en la pizarra, comenzó la competencia.

"¿Cómo se dice agua en mazahua?" - preguntó el maestro David.

Los chicos contestaron al unísono.

"¡Ahuac!"

Las risas y el compañerismo llenaron la sala, hasta que la señora Marcela detuvo la competencia porque un grupo de chicos no sabía como responder.

"Recuerden, no se trata solo de ganar, sino de aprender y disfrutar juntos.”

Y así, el festival continuó, con alegra, hasta que al final del día, ambos grupos decidieron que, más allá de una competencia, habían formado una linda amistad. Las dos escuelas se comprometieron a trabajar juntas por la preservación de su lengua.

- “Prometemos aprender y hablar mazahua siempre que podamos!" - proclamaron al unísono.

El maestro David y la señora Marcela se sonrieron, felices de haber creado un lazo de unión y de amor por su cultura. Nunca había estado tan claro: el mazahua era un puente que unió corazones.

Y así, aunque el camino fue difícil, esos niños y sus maestros se convirtieron en los guardianes de la lengua mazahua, recorriendo los senderos con orgullo y respeto por su pasado, y sueños de un futuro lleno de vida y color.

Desde ese día, todos los años, las escuelas se unieron para celebrar el 'Día del Mazahua', uniendo sus voces en un canto ancestral que resonaba en el corazón de la montaña.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!