El secreto del océano


Delfi y Nico estaban muy emocionados. Nunca habían visto el mar antes, y sus padres les habían prometido llevarlos en un viaje especial.

Desde la granja donde vivían, el mar estaba lejos, pero finalmente llegó el día en que partirían hacia esa aventura. - ¡Nico, Delfi! ¡Es hora de ir al mar! -llamaron sus padres. Los dos hermanos corrieron hacia el auto con una alegría incontenible.

Durante el viaje, miraban por la ventanilla con ojos curiosos, viendo pasar los árboles y los campos verdes que dejaban atrás. Finalmente, después de varias horas de camino, llegaron a la playa. - ¡Wow! ¡Mira Nico, es enorme! -exclamó Delfi señalando el mar. - Sí, es gigante.

¡Quiero jugar en la arena ya mismo! -respondió Nico emocionado. Los padres bajaron del auto y extendieron una manta en la arena para que los niños pudieran jugar mientras ellos preparaban todo para disfrutar del día en la playa.

Nico tomó un balde y una pala y comenzó a construir un castillo de arena junto a Delfi. - ¿Te gusta el mar, Delfi? -preguntó Nico mientras seguía construyendo su castillo. - Sí, me encanta.

Es tan grande y azul como el cielo -respondió Delfi con una sonrisa radiante. Después de jugar un rato en la arena, los padres invitaron a los niños a dar un paseo por la orilla del mar.

Caminaron juntos sintiendo la brisa salada acariciar sus rostros y escuchando las olas romper suavemente en la costa. De repente, vieron algo brillante entre las rocas: era una estrella de mar. - ¡Mira qué bonita! -exclamó Delfi emocionada al verla brillar bajo el sol.

- Sí, es preciosa. Vamos a devolverla al agua para que pueda seguir viviendo feliz -dijo Nico con determinación. Con cuidado tomaron la estrella de mar y caminaron hasta llegar al borde del agua.

La depositaron suavemente en el mar mientras veían cómo se alejaba nadando lentamente entre las olas. - ¿Crees que esté feliz ahora? -preguntó Delfi con curiosidad mirando a su hermano mayor. - Seguro que sí.

Ahora podrá seguir viviendo libremente en su hogar junto a otras estrellas de mar -respondió Nico con una sonrisa tierna. El día pasó volando entre juegos en la arena, chapuzones en el agua salada y risas compartidas en familia.

Cuando llegó la hora de regresar a casa, Delfi y Nico se despidieron del mar prometiéndole volver algún día para seguir explorando juntos sus misterios y tesoros escondidos bajo sus aguas cristalinas.

De regreso a la granja, los dos hermanos se quedaron dormidos abrazados recordando cada momento mágico que habían vivido ese día junto al mar. Y así terminó este inolvidable viaje lleno de descubrimientos e inspiración para seguir explorando juntos nuevos horizontes llenos de aventuras por descubrir.

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