El secreto del pajarito encantado
Había una vez en un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, dos hermanitos llamados Martina y Tomás. Ellos eran muy unidos y les encantaba salir a explorar juntos el mundo que los rodeaba.
Martina tenía un pie cortito, lo cual hacía que caminara con dificultad, pero eso no le impedía seguir adelante con una sonrisa en su rostro. Tomás, por otro lado, siempre estaba ahí para ayudarla y animarla en todo momento.
Una mañana soleada, Martina y Tomás decidieron aventurarse en el bosque cercano. Mientras caminaban entre los árboles, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos. Al acercarse, descubrieron a un pajarito atrapado entre las ramas.
"¡Pobrecito pajarito! Necesita nuestra ayuda", exclamó Martina preocupada. "Tranquila hermanita, ¡vamos a rescatarlo juntos!", respondió Tomás con determinación. Con mucho cuidado lograron liberar al pajarito y lo llevaron a su nido para que pudiera descansar.
El pequeño animalito los miró agradecido y comenzó a cantar alegremente. De repente, una brisa mágica recorrió el lugar y la mamá pájaro apareció frente a ellos. "¡Gracias por salvar a mi hijo! Como recompensa, les concederé un deseo cada uno", dijo la mamá pájaro con voz dulce.
Martina pensó por un momento y decidió pedir:"Quisiera poder correr tan rápido como el viento para poder jugar sin límites. "Y en ese instante sus piernitas se llenaron de energía y empezó a correr tan veloz como nunca antes lo había hecho.
Estaba radiante de felicidad. Tomás reflexionó también y expresó su deseo:"Me gustaría tener la fuerza para levantar cosas pesadas y así poder ayudar aún más a mi hermana.
"Entonces sus brazos se fortalecieron tanto que pudo levantar troncos grandes sin ningún esfuerzo. Estaba emocionado por ser capaz de hacer tanto bien con su nueva fuerza.
A partir de ese día, Martina corría libremente por donde quisiera gracias al don otorgado por el pajarito; mientras que Tomás demostraba su valentía ayudando no solo a su hermana sino también a todos aquellos que lo necesitaban en el pueblo. Juntos aprendieron que las diferencias no son obstáculos sino oportunidades para crecer y superarse mutuamente.
Y así vivieron felices por siempre compartiendo amor, bondad e inspiración con todos los que cruzaban en su camino.
FIN.