El secreto del ratoncito glotón



Había una vez en el colegio "Los Pichones Felices", un niño llamado Tomás, a quien le encantaba tirar la comida de los almuerzos.

Todos los días, sin falta, agarraba su bandeja y buscaba la manera de deshacerse de su comida sin que nadie lo viera. Un día, mientras Tomás estaba por tirar su sándwich de jamón y queso al tacho de basura, escuchó una vocecita que provenía del interior del cesto.

Sorprendido, se acercó lentamente y descubrió a un pequeño ratoncito llorando junto a la comida desperdiciada. "¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?" -preguntó Tomás con curiosidad.

El ratoncito levantó la mirada y entre sollozos le explicó que él y su familia vivían en el colegio y se alimentaban de las sobras de comida que los estudiantes dejaban. Sin embargo, desde que Tomás empezó a tirar su almuerzo todos los días, cada vez tenían menos para comer.

Tomás se sintió muy mal al darse cuenta del daño que estaba causando con sus acciones egoístas. Decidió entonces ayudar al ratoncito y a su familia recolectando las sobras de comida para llevarles todas las tardes.

Juntos encontraron maneras creativas de aprovechar cada pedacito de alimento desperdiciado. Con el tiempo, Tomás se convirtió en amigo del ratoncito y aprendió el valor de compartir y cuidar el medio ambiente.

Dejó atrás su mal hábito de tirar la comida y comenzó a concientizar a sus compañeros sobre la importancia de no desperdiciar alimentos. La noticia sobre la amistad entre Tomás y el ratoncito se esparció por todo el colegio "Los Pichones Felices".

Los estudiantes se unieron para colaborar con la causa e implementaron nuevas medidas para reducir el desperdicio de comida en la institución.

Desde ese día, todos en el colegio aprendieron una gran lección: cada acción, por más pequeña que parezca, puede tener un impacto positivo en nuestro entorno si viene acompañada de solidaridad y empatía hacia los demás. Y así, gracias a la amistad entre Tomás y el ratoncito, lograron transformar un problema en una oportunidad para crecer juntos como comunidad.

FIN.

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