El secreto del yogur mágico


En un pequeño pueblo de Argentina llamado Serendipia, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era muy curiosa y siempre estaba en busca de aventuras emocionantes. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, se encontró con una hada muy especial llamada Luna.

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Hola, Sofía. Soy Luna, el hada de la naturaleza. Tengo algo muy importante que contarte –dijo la hada con una voz suave y melodiosa.

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¡Wow! ¿Eres real? –preguntó Sofía emocionada.

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Sí, soy real. Y necesito tu ayuda. En el corazón del bosque, hay un árbol mágico que produce un yogur especial llamado 'SER libre'. Este yogur tiene propiedades mágicas que pueden ayudar a las personas mayores con problemas de digestión –explicó Luna.

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¡Eso suena asombroso! ¿Cómo puedo ayudarte? –preguntó Sofía con entusiasmo.

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El problema es que el árbol mágico se ha marchitado y necesita el amor puro de un niño valiente para volver a florecer. Solo así podremos seguir produciendo el yogur mágico que tanto necesitan las personas mayores –explicó Luna.

Sofía aceptó sin dudarlo la misión de ayudar al árbol mágico. Con la orientación de Luna, emprendió un viaje hacia el corazón del bosque. En el camino, se encontró con varios desafíos, como un río que debía cruzar y un laberinto de arbustos espinosos. Con ingenio y valentía, logró superar cada obstáculo.

Finalmente, llegó al árbol mágico, el cual estaba cubierto de hojas marchitas y tristeza. Sofía le habló con amor y ternura, cantó una dulce canción y abrazó su tronco con cariño. Poco a poco, el árbol comenzó a cobrar vida de nuevo, sus ramas se llenaron de hojas verdes y brillantes, y en sus ramas aparecieron los yogures mágicos 'SER libre'.

Sofía regresó al pueblo con el yogur mágico y lo compartió con las personas mayores. Todos quedaron maravillados por su delicioso sabor y por lo bien que les sentaba en el estómago. Gracias al yogur mágico, las personas mayores recuperaron su vitalidad y alegría, y pudieron disfrutar de la vida con mayor comodidad.

Desde entonces, cada vez que Sofía necesitaba fuerza y energía para enfrentar un nuevo desafío, el árbol mágico le regalaba un yogur 'SER libre' con propiedades digestivas. Y así, la niña y el árbol mantuvieron viva su amistad y su compromiso de ayudar a los demás.

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